1. Inhibe

El alcohol inhibe partes específicas de nuestro sistema nervioso central (sí, ese sistema encargado de generar las respuestas sexuales de excitación y orgasmos… y también de que respiremos, circule nuestra sangre y funcionen nuestros nervios).

2. Deshidrata

No es novedad para nadie que consumir alcohol en exceso nos deshidrata. Lo que sí es novedad es establecer la relación entre esto y nuestra respuesta sexual: para excitarnos necesitamos cierta cantidad de sangre para llevar el oxígeno y las sensaciones a nuestros genitales. En palabras sencillas, necesitamos que haya suficiente sangre en el pene para que tenga una erección y en la vagina para que haya lubricación.

Pero, ¿qué consecuencias tienen los efectos en nuestra vida sexual?

1. Menos erecciones en hombres

2. Problemas para eyacular (¿les ha pasado que después de una noche de copas su chico no puede terminar? ¡Ajá! El culpable es el alcohol)

3. Resequedad vaginal

4. Fatiga

5. Dolores de cabeza

¿Cómo convertirlo en nuestro aliado?

El alcohol no es el enemigo chicas, el exceso lo es. Beber una, 2, hasta 3 copas puede resultar en un mejor orgasmo porque nos sentimos más desinhibidas, más seguras y confiadas y nos relajamos más en la cama.

El problema es cuando consumimos tanto alcohol que ni siquiera nos acordamos al día siguiente de si lo disfrutamos o no.

El exceso de alcohol puede resultar en problemas serios de disfunción eréctil o de resequedad vaginal. Según estudios en el Huffington Post, el alcohol es responsable de más de 11% de los casos de imposibilidad para llegar al orgasmo en las parejas.

Así que cambiemos esa última copa de vino por un vaso de agua para contrarrestar la deshidratación y disfrutemos de los beneficios del alcohol cuando se bebe con moderación.