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COORDENADAS Es Tiempo de los detalles.
10/03/2010
Enrique Quintana
A pesar del enojo que esta semana expresaron los líderes del sector empresarial, pudiera ser que la imposibilidad de que se emprendan reformas estructurales en México sea una buena noticia.

Le explico.

Por años y años, desde 1997, que el partido que tiene la Presidencia no cuenta con mayoría absoluta en el Congreso, se ha argumentado que la imposibilidad de sacar adelante reformas estructurales, como la fiscal, la energética, la laboral y un largo etcétera es la causa de que el País no crezca más.

Y es muy probable que haya elementos de razón en este juicio. Pero también se ha convertido en el mejor de los pretextos para explicar por qué no se pueden emprender cambios.

Para muchos funcionarios públicos es la explicación hecha a la medida de por qué sus áreas no funcionan mejor. Para algunos empresarios es la razón de por qué no invertir más. Incluso a los críticos nos facilita la tarea, y todo se resume en la negativa de las fuerzas políticas a procesar las reformas estructurales.

Pero, ¿sabe qué?, ya estuvo suave con la cantaleta.

Las oportunidades del Gobierno federal para permitir que los negocios vayan mejor en México sin hacer ningún cambio que requiera al Congreso son inmensas.

Allí tiene las mil historias del gasto público, que continúa creciendo sin parar y en el que poco se hace por aplicarlo de la manera más racional. A veces porque se derrocha comprando demasiado caro. Otras porque se compra mal, aunque sea barato. Unas más porque llega a destiempo. Y ya no le sigo. Pero allí puede trabajarse muchísimo sin ninguna "reforma estructural" de por medio.

Luego viene uno de los temas que más padecen los ciudadanos, sean consumidores o productores: la increíble burocracia que todavía existe en los tres ámbitos de Gobierno, el federal, el estatal y el municipal o local.

No me he encontrado todavía quien recuerde con agrado el último trámite que hizo, trátese de algo que tuvo que ver con alguna dependencia federal o una oficina local.

Por el contrario, y aquí hay otro tema en el que se puede avanzar muchísimo, frecuentemente aparece el asunto de la corrupción.

Podríamos tener todos los cambios estructurales que los expertos pidan, pero si en el día a día de los ciudadanos y las empresas se tiene que lidiar con burocracia y corrupción, le aseguro que poco va a cambiar.

Ojalá algún día tengamos reformas de verdad, que promuevan la creación de empleos; que promuevan la competencia en el sector energía; que hagan sencillo pagar impuestos, entre otras muchas cosas.

Pero mientras se dan algún día las reformas que requieren acuerdo entre los partidos (que más bien andan pensando en la lucha electoral), los gobiernos en los tres niveles deberían concentrarse en hacer todo lo que no han hecho porque esperaban la magia de las reformas estructurales que iban a resolver todos los problemas.

Si como consecuencia de esta parálisis política provocada por la "generación del no" finalmente se les cambia el chip a muchos funcionarios públicos y se logran olvidar de una vez por todas de las reformas estructurales, podría haber la esperanza de que tal vez uno que otro ahora sí se ponga las pilas y haga el trabajo que debió haber hecho desde hace más de una década.

¿O ahora nos inventaremos nuevos pretextos para no hacer las cosas?

Fuente: Reforma    
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA    





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