pérdida de 20 mil plantas, por lo que de continuar con esta tendencia en un lapso de cinco años ocurrirá la desaparición total del

maguey en el estado de Hidalgo.

Considerada la capital del pulque y famoso por sus llanos, Apan vio florecer la llamada aristocracia magueyera con 15 haciendas

que, en una superficie de 200 mil hectáreas, durante los años de 1927 y 1928 llegó a registrar una producción de 100 mil barriles

diarios de la bebida. Para los hidalguenses, el maguey llegó a representar casa, comida y sustento. Incluso sus pencas eran

aprovechadas como techo para las viviendas, comida, por sus vitaminas y sustento por sus fibras.

Por esos años, todas las mañanas, miles de barriles eran embarcados en el tren a la ciudad de México, provenientes de los

municipios de Apan, Epazoyuca, Almoloya, Tepeapulco, Actopan, Zapotla, Tlanalapa, Emiliano Zapata, Zempoala y Pachuca.

Sin embargo, lo que en esa época era un floreciente lugar, donde el pulque movía a la economía, empezó a decaer con la

desaparición de las haciendas y el reparto agrario en el gobierno del general Lázaro Cárdenas.

Así, en estos lugares que llegaron a tener una gran tradición magueyera y pulquera, ya no hay plantaciones de maguey.

El principio del fin

De acuerdo con Ricardo López, coordinador de Desarrollo Económico y Turismo del ayuntamiento de Apan, la aparición de la

cerveza en el mercado fue para el pulque el comienzo del fin, y con ello inició una campaña de desprestigio.

Se llegó a decir que para producir el pulque se le ponía una medida de estiércol, y esto ocasionó que mucha gente dejara de

consumirlo, agregó.

Dicha campaña inició en los años 20 del siglo pasado y se prolongó hasta los años 40, cuando se empezó a catalogar al pulque

como una bebida de las clases menesterosas. En cambio, se consideraba a la cerveza como una bebida familiar y moderna, que

pronto ganó la preferencia de los jóvenes. Además, la depredación del maguey para la preparación de la barbacoa, mixiotes y

extracción de gusanos han derivado en que anualmente entre 20 y 30 mil plantas se pierdan.

Marco Antonio Moreno Gaytán, presidente de la Sociedad Ecologista de México (SEHI), advirtió que la explotación indiscriminada

del maguey, sin programas de sustentabilidad, podría ocasionar en cinco años la pérdida de las plantas.

Se han hecho muchas advertencias pero éstas no son tomadas en cuenta, durante la época de la aristocracia magueyera se

llegaron a tener hasta 200 mil hectáreas de maguey y de esto nada queda, asentó.

Se deja de sembrar maguey

Dijo que no se puede hablar del pulque, si no se habla del maguey y la depredación que enfrenta, además de algunas políticas

erróneas de las autoridades de agricultura que exigen reconversión de cultivos, ha llevado a que desde hace 15 años se deje de

sembrar y en consecuencia la tradición de pulque ha quedado sólo para la historia.

Ahora nadie siembra nada y de la bebida que por décadas fue parte de la dieta básica de los mexicanos ni hablar, ya que quienes

lo consumen prefieren tener una o dos plantas para raspar, refirió.

Moreno Gaytán precisó que por medio de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), se ha puesto en marcha un programa de

explotación de maguey a través de viveros.

Sólo para el recuerdo

En Apan ya no hay pulquerías, sólo una que se localiza en el centro del lugar. Al interior una veintena de ancianos, con jarro en

mano se cuentan una y otra vez la historia de su vida.

Figuras como el tlachiquero, encargado de raspar y extraer el agua miel de la planta sólo quedan para el recuerdo. Las nuevas

generaciones sólo pueden conocer un tinacal original de cuero de vaca en el museo.

Con todo en contra, campesinos establecen que el pulque, una bebida que fue de los dioses, no puede terminar en el olvido.