Las deudas por Pidiregas, IPAB y otros pasivos contingentes, así como la incapacidad para garantizar ingresos petroleros, "atan" al Gobierno para ampliar su endeudamiento y por lo tanto asumir un mayor déficit público, opinan especialistas.

Para 2010, el Gobierno federal propone un déficit presupuestario de 0.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), equivalente a 60 mil millones de pesos.

Sin embargo, si se incluye la deuda ya adquirida por los Proyectos de Impacto Diferido en el Registro del Gasto (Pidiregas), tal como la ley exige, el déficit se eleva a 2.5 por ciento del PIB.

A esto hay que sumar la ejecución de obras nuevas de Pidiregas y otros gastos, por lo que el déficit público en su sentido más amplio se elevará a 3.1 por ciento en 2010, según los Criterios Generales de Política Económica.

El reconocimiento de estas deudas complica la situación, porque estos "errores" del pasado dejaron sin margen de maniobra a la Secretaría de Hacienda, opinó José Luis de la Cruz, investigador de Finanzas y Economía del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.

Indicó que durante años se llevó una doble contabilidad que no consideraba la deuda por estos pasivos contingentes, pero ahora Hacienda está obligada a reconocerlos.

Además cuando en 1997 se crearon los Pidiregas se pensó que no iban a representar presión para las finanzas públicas, pero fracasaron y hoy esos pasivos superan a la deuda por IPAB.

"Hasta hace unos años, en cada informe de finanzas nos contaban que la deuda como proporción del PIB tenía una tendencia a la baja, el problema es que la contabilidad como se estaba llevando no reconocía Pidiregas, IPAB y esquemas de pensiones".

"A estas deudas el Gobierno tiene que dedicar recursos financieros y elevan sus requerimientos financieros", explicó De la Cruz.

Esto ocasiona limitantes a la política fiscal, la cual no es viable desde hace 10 años cuando Agustín Carstens, en su papel de subsecretario, buscaba incrementar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) para mejorar las finanzas, recuerda el investigador.

Francisco Macías, ex presidente de la Academia de Estudios Fiscales de la Contaduría Pública, coincidió que es inevitable que se tendrá que pagar el servicio de la deuda que generan estos pasivos.

Pero agregó un elemento más que complica el escenario para las finanzas: no hay garantía de ingresos a futuro para buscar más endeudamiento y asumir un mayor déficit.