
COORDENADAS
El problema son los gobiernos.
La crisis financiera de 2008 estalló porque las regulaciones fueron demasiado laxa
15/02/2010
Enrique Quintana
Enrique Quintana
Primero por ausentes y ahora por excesivos. Pareciera que los gobiernos siempre están atrás de las crisis.
Los créditos "ninja" (no income, no job, no assets) reflejaron la extrema liberalidad de los supervisores norteamericanos. Todo por el afán de ganar más.
Los instrumentos estructurados en los que se revolvieron las hipotecas malas, ocultándolas; los derivados que aseguraban respecto a incumplimientos; y, en general la pirámide de papel sin valor que se generó, también fue la muestra de que la ambición rebasó la capacidad de regulación de las autoridades.
Hace ya casi 2 años se hizo manifiesto el fracaso de los gobiernos como reguladores de la salvaje competencia en el ámbito financiero.
Ahora la historia es diferente, pero tiene un elemento común: otra vez los gobiernos y sus errores.
En la emergencia parecía no haber de otra, y la mayor parte de las administraciones públicas del mundo desarrollado hizo gastos extraordinarios para evitar que la crisis fuera aún más profunda.
De acuerdo con las estimaciones del FMI, aunque la caída del PIB del mundo desarrollado en 2009 fue de 3.2 por ciento, es cierto, probablemente la situación hubiera sido peor sin la intervención pública.
El problema es que con todo y todo, no se logró evitar la caída, pero sí se incurrió en un endeudamiento público sin precedentes.
El déficit público de Estados Unidos alcanzará el 10.6 por ciento el año fiscal 2010.
En España, la estimación ronda el 11.4 por ciento; en Gran Bretaña, el 11.6 por ciento y en Japón el 10.5 por ciento.
Casi todas las grandes economías del mundo están totalmente fuera de parámetros en cuanto a su déficit.
Una pequeña economía, Grecia, cuyo PIB es menos de la mitad del de México, causó en las últimas dos semanas un nerviosismo generalizado en los mercados financieros por el temor de que no fuera capaz de pagar sus deudas.
Imagine la que podría ocurrir si una de las grandes economías de Europa o Asia cae en esta condición.
Aquí le he expresado nuestras diferencias respecto a diversas políticas emprendidas por el Gobierno mexicano frente a la crisis. Pero debe reconocerse que el haber contenido el endeudamiento público fue una decisión más que sensata.
Casi todos los gobiernos tienen programas para reducir el déficit.
Por ejemplo, si el guión se siguiera, el Gobierno de Estados Unidos bajaría su déficit a un nivel de 5 por ciento del PIB para 2012.
El problema es que, con cierta frecuencia, la realidad hace añicos las proyecciones.
La preocupación que hoy empieza a generalizarse es si lo que se observó en Grecia es apenas el comienzo de una nueva crisis financiera.
En España, el aumento de la edad de retiro, como un mero alivio de las presiones fiscales, amenaza con convertirse en un conflicto social de grandes proporciones. ¿Cuántos otros acechan en muy diversas naciones?
Así, cuando en cada país se instrumenten las inevitables medidas concretas para bajar el déficit público, como las reducciones de gastos o alzas de impuestos, el riesgo de que aparezcan resistencias sociales que impidan hacer las correcciones está presente.
Y, con ellas, el potencial de una nueva crisis global. Ahora, por los excesos de los gobiernos.
Fuente: Reforma
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA
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