Hacienda compara el Presupuesto que propone a los diputados contra el Presupuesto que le autorizaron el año pasado pero también compara el Presupuesto 2010 contra sus estimados de gasto real para 2009. Y, como veremos, hay diferencia.

En la página 138 de la Exposición de Motivos del Presupuesto para 2010 aparece un cuadro en el que se presenta la clasificación económica del gasto programable para el próximo año, así como los datos del proyecto presupuestal presentado por Hacienda el año pasado y lo que finalmente autorizaron los diputados.

El total del gasto programable para 2010, según ese cuadro, es de 2 billones 387 mil 800 millones de pesos.

El que presentó Hacienda hace un año ascendió a 2 billones 219 mil 400 millones (a precios constantes de 2010), y el que finalmente autorizaron los diputados fue de 2 billones 431 mil 880 millones.

Contra el presupuesto autorizado el año pasado, efectivamente, hay una ligera reducción de 1.4 por ciento en términos reales.

Pero si la cifra propuesta para el 2010 se compara contra el gasto público que realmente se desembolsará en el 2009, entonces la historia resulta diferente.

Esta comparación aparece en la última página (173) de los Criterios Generales de Política Económica.

De acuerdo con el documento, el gasto programable devengado del sector público será de 2 billones 397 mil 871 millones de pesos para el 2010 y se estima que para 2009 será de 2 billones 259 mil 84 millones de pesos.

Si la aritmética no miente, en términos nominales, el gasto del próximo año será superior al previsto para éste en 138 mil 787 millones de pesos, un aumento nominal de 6.1 por ciento y de 1.3 por ciento en términos reales.

No ignoro en absoluto el anunciado programa de austeridad que implica desde la desaparición de tres secretarías hasta la reducción del número de altos mandos de la administración central. Es cierto que hay un esfuerzo que no puede ignorarse.

Pero lo que las cifras oficiales muestran es que, pese a todos los esfuerzos que se hagan, no serán suficientes para frenar la tendencia expansionista del gasto, que, por cierto, encabezan los llamados "ramos autónomos".

Aunque la comparación contra el Presupuesto del año pasado analíticamente pueda ser de utilidad, pierde relevancia cuando hay hechos que ya han superado al "pre-supuesto".

Es como si quisiéramos decir que en realidad el crecimiento del 2010 será igual que el de 2009 porque cuando se aprobó el presupuesto, allá en noviembre de 2009, se estimaba un crecimiento de 3 por ciento.

La realidad cambió las cosas, y la comparación del estimado para el 2010 debe hacerse contra el estimado de 2009. Hacer otra comparación sería ocioso.

Lo he dicho y seguiré insistiendo en un punto que puede soportarse plenamente con hechos y cifras: el esfuerzo de ajuste programado por el Gobierno no paró la oleada expansionista del gasto programable que tendría un crecimiento real por sexto año consecutivo y sería superior en casi 59 por ciento al ejercido en el año 2000.

Lo dicho, el esfuerzo de austeridad todavía sigue pendiente.