
COORDENADAS
Como veleta
Quizá los analistas tengan que corregir su perspectiva tras el episodio de la renuncia al PAN de Gómez Mont.
12/02/2010
Enrique Quintana
Enrique Quintana
En realidad, el asunto ya se perfilaba. El pasado 3 de febrero le apuntaba en este espacio: "Ojalá me equivoque, pero creo que para ver nuevas reformas tendremos que esperar -si bien nos va- al sexenio que comienza en diciembre de 2012".
Bueno, pues aparentemente así será.
Aunque Gómez Mont no haya hecho explícitas sus razones, se ha filtrado ampliamente lo que ocurrió.
La prioridad del Secretario de Gobernación era honrar los acuerdos con el PRI que el año pasado habían permitido aprobar el Presupuesto y la reforma fiscal y con los que este año pretendía sacar adelante lo esencial de la reforma política.
En las negociaciones con el PRI se había convenido que el PAN no haría una alianza con el PRD en Oaxaca, para apoyar a Gabino Cué.
El PAN, presumiblemente con el aval presidencial, rechazó el martes la posición del Secretario y respaldó la alianza en Oaxaca.
Gómez Mont no se sometió a la decisión y renunció al PAN... pues la otra opción era renunciar a Gobernación. Hay versiones de que antes había presentado su renuncia al cargo por la misma razón, la que fue rechazada por el Presidente.
Sin embargo, independientemente de que Gómez Mont siga en su cargo, todo el episodio lo debilita de manera importante, y en general debilita la capacidad de operación política del Gobierno.
Si, ante la imposibilidad de instrumentar reformas que impliquen modificaciones de ley o incluso constitucionales, el Gobierno tomara la decisión de concentrarse en los cambios que no tienen que pasar por el Congreso pero que facilitan la vida a los ciudadanos y empresas (como la reducción de la burocracia o la eliminación real del gasto improductivo), paradójicamente, la imposibilidad de las reformas sería hasta una buena noticia.
Pero la experiencia de los años anteriores y la perspectiva electoral que tenemos desde ahora y hasta el 2012 hacen temer que las políticas públicas se conviertan esencialmente en lo que ya le comentamos antes en este espacio: pura inercia.
Y, por lo mismo -para bien y para mal-, es muy probable que la economía del País se convierta simplemente en una veleta.
Si a los Estados Unidos les va bien y gozan de buena salud financiera, tendremos vientos favorables.
Si, para nuestra mala fortuna, las autoridades norteamericanas no logran articular con éxito el retiro de los estímulos monetarios (alza de tasas) y el déficit fiscal no logra bajar al ritmo previsto, entonces tendremos otro temporal.
Pero además, aun si las cosas son positivas en EU, es muy probable que tengamos una economía que va a ir a dos velocidades en los siguientes años.
El ejemplo más claro de este contraste es lo que pasó en enero con la industria automotriz.
Las exportaciones de autos crecieron a la espectacular tasa de 123 por ciento, como producto de la recuperación del consumo de autos en la Unión Americana.
Pero las ventas de coches en México cayeron en 8 por ciento en el mismo periodo, lo que refleja que el crédito -esencial para esta industria- y el poder adquisitivo de la gente aún no repunta y lo más probable es que no lo haga en los siguientes meses.
Exportaciones boyantes y consumo interno retraído. ¿Será la historia del 2010?
Fuente: Reforma
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA
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