El estudio, en donde participaron de manera activa el Consejo Nacional Contra las Adicciones, el Instituto Nacional de Salud Pública y el Instituto Nacional de Psiquiatría, se afirma que Juárez tiene un consumo mayor de alcohol al resto del país.

La facilidad de compra en las colonias y principales avenidas de la ciudad de productos que embriagan, hizo que las edades de inicio en el alcoholismo disminuyeran y que en los últimos seis años se incrementara la cifra de personas afectadas por adicciones en más del 50 por ciento, según el diagnóstico.

Ángel Olivas Rico, titular de la oficina desconcentrada de Gobernación del estado informó que el censo actual de cantinas, cervecerías, bares y salones de baile es de mil 454, mientras que otros 750 permisos corresponden a tiendas de auto servicio y abarrotes.

De estas licencias, más del 80 por ciento pertenecen a dos empresas cerveceras, las cuales disponen de prestarlas a los interesados en vender sus productos y el 20 por ciento restantes están a nombre de particulares.

Pero los efectos y repercusiones que cita el estudio de salud por el consumo excesivo de alcohol en el estado de Chihuahua, hablan de que en 1994 en esta ciudad 319 personas buscaron tratamientos para curar su adicción al alcohol y desde hace 4 años (2007) la cifra supera los 7 mil adictos que buscan ayuda profesional.

Quienes pidieron auxilio para salir de ese problema, son en su mayoría hombres solteros, con primaria como máximo de estudios y desempleados, afirma la Encuesta Nacional de Adicciones.

La encuesta que se practicó en mil 584 viviendas en la entidad, determina que el 40.8 por ciento de los hombres entrevistados tienen un consumo alto y diario de bebidas alcohólicas, lo cual supera la media nacional.

Igual ocurre en el consumo consuetudinario que tanto en hombre como en mujeres del estado rebasa la media nacional, con un 16.2 y 2.3 por ciento respectivamente.

El estudio refiere que el consumo de alcohol está asociado invariablemente con el uso de drogas duras y que produce efectos de un comportamiento antisocial, violencia y sintomatología depresiva.

Más que evitar la facilidad de compra de bebidas alcohólicas, las conclusiones de la encuesta se inclinan por sugerir una mejor atención a los altos índices de dependencia, considerando nuevas políticas estatales de tratamiento.