Rafael de Jesús Picazo Figueroa, director general del Hospital Regional de Río Blanco, explicó que en ese lugar “la cirrosis alcohólica es una de las principales causas de muerte”, a causa del sangrado del tubo digestivo que este mal conlleva. “Nuestras cifras son muy similares a las del IMSS y la Secretaría de Salud”.

Picazo, gastroenterólogo particular en Córdoba, indicó que la cirrosis no es una enfermedad dolorosa, “pero sí es grave e incurable y la única forma de curarla es con el trasplante hepático”.

Sin embargo, esto es poco probable, porque en la cirrosis, “está dañado el organismo en otras partes, por el alcohol”.

Células inflamadas

El galeno explicó que “la ingesta de alcohol provoca inflamación aguda de las células del hígado y en forma repetitiva degenera en cicatriz”. De esta forma, el hígado cicatrizado no tiene una función normal, su tejido se sustituye en cicatrices, fibrosis secundaria a la lesión aguda que produce el alcohol”.

Además, quien ingiere mucho alcohol no se alimenta bien, y entonces “la cirrosis por alcohol va asociada a la desnutrición”, entonces “el riesgo de que se desarrolle es más alto”.

Sangrados e hidropesía

Asimismo, el entrevistado señaló que “la falla de funcionamiento del hígado” puede degenerar en hipertensión, aumento de la presión dentro de las venas del aparato digestivo, desarrollando así várices en el esófago, pero “cuando esas várices se rompen producen sangrado del tubo digestivo y eso pone en peligro la vida”.