Ciudad de México (24 noviembre 2011).- No es pose ni demostración de ser un conocedor... el hecho de girar una copa con vino tiene la intención de integrar aire al líquido y así percibir mejor sus aromas. Sin embargo, el efecto de este movimiento sobre el vino es un misterio.

Expertos en fluidos han observado que este movimiento genera una ola que se propaga al interior de la copa agitando al líquido mientras viaja.

"La formación de la ola es conocida, pero no se ha dado una descripción de la física relacionada a la oxigenación del líquido", menciona Mohamed Farhat, científico de la Escuela Politécnica Federal en Lausanne, Suiza.

El científico y sus colegas decidieron explicar generando estas olas en cilindros transparentes y midieron la trayectoria del movimiento de las olas así como la velocidad del líquido.

El resultado fue que mientras se propaga la ola sobre la pared de la copa o recipiente, el líquido se mueve de adelante para atrás, de arriba a abajo y del centro a la periferia.

"Este mecanismo, inducido por la ola, es más pronunciado cerca de la superficie libre y junto a la pared.

"Para ciertas formas de copas, la mezcla y oxigenación del vino puede optimizarse con una elección apropiada de la velocidad de rotación y el diámetro del movimiento", descubrió Farhat.

Agregó que el movimiento intuitivo y eficiente del vino en una copa ha inspirado a ingenieros en el campo de los biofarmacéuticos.

Cultivos de células se pueden colocar en grandes contenedores cilíndricos - o biorreactores- y al moverse de igual forma que se oxigena un vino asegura una mejor viabilidad y crecimiento de las células a menor costo.

Farhat destaca que siempre hay que considerar optimizar los parámetros de operación para asegurar un movimiento homogéneo continuo.