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Paseos con sabor en Pénjamo
24/10/2011
Luis Armando Estrada
Tequila, cuatrimotos, elotes, historia y una zona arqueológica son parte de lo que Pénjamo obsequia al viajero que disfruta del campo y de los paisajes repletos de trigo, mezquites y, por supuesto, de agave azul

PÉNJAMO, Guanajuato.- Después de dar vuelta a la derecha sobre la carretera federal Irapuato-La Piedad, un pequeño camino de subida y un letrero verde como el de todas las autopistas del país, nos anuncia la llegada a la zona arqueológica de Plazuelas en el municipio de Pénjamo.

El cielo tiene un azul brillante con algunas nubes deambulando por ahí, pero afortunadamente aquí casi no llueve y el clima siempre es "templado y rico", dicen nuestras guías Rusbeth y Lily al darnos la bienvenida.

El tour ya está armado, y parece que este sitio, además de ser cuna de Miguel Hidalgo, es todo un estuche de monerías. Dedicado a la agricultura y ganadería principalmente, en la actualidad ha obtenido fama como una región importante de Guanajuato por su producción de tequila.

El desayuno está listo y no lo hacemos esperar. Ya con el estómago lleno nos dirigimos a una pequeña colina de donde nacen estas ruinas poco conocidas. La zona arqueológica, apenas descubierta en 1982, cuenta con un amplío desarrollo arquitectónico diseñado entre los años 600 y 900 de nuestra era, por un mezcla de etnias de la región. La ciudad está conformada por cinco edificios distribuidos sobre tres laderas que separan dos cañadas, en los alrededores se pueden apreciar varios glifos sobre las rocas.

La historia del recinto se nos amplía con un museo donde se exhiben herramientas, ofrendas, figuras de jade y turquesa. Daniel, nuestro pequeño guía, forma parte de los niños penjamenses encargados de las explicaciones y recorridos en este lugar. El museo y la zona están abiertos de martes a domingo, costo 20 pesos por persona.

El sol se ha puesto de nuestro de lado y afortunadamente no cae a plomo, nos anima a continuar con nuestro camino. Es hora de subir a la camioneta y emprender el paso hacia la ex hacienda de Corralejo. Aseguran que nos espera una cata y degustaciones etílicas.

Con sabor de agave

Cerca de la estación de tren Corralejo, un portón se abre para dejar ver el casco viejo de la antigua hacienda fundada en 1565, que desde 1996 alberga a la afamada tequilera. Su decorado artesanal en las ventanas, formado por botellas, capta nuestra atención.

Tras deleitar la pupila, un olor casi embriagante combinado con alcohol y madera nos da la bienvenida. Es la fragancia del tequila en reposo, resguardado en cientos de barricas de roble blanco antes de ser comercializado.

Seguimos nuestro camino por los patios de la antigua casona que ahora son ocupados por cientos de piñas de agave que se preparan para ser cocidas y así, iniciar el proceso del tequila. Los hornos y destilerías también han tomado los viejos cuartos por donde a diario circulan cientos de personas entre trabajadores tequileros y visitantes.

El turno ahora es para el sentido del gusto. Tras la cocción, separación y fermentación, nace el primer destilado del tequila con hasta 80° de alcohol que se ofrece como degustación. Mi paladar no se queda con las ganas de probarlo y experimento la sensación de un gran calor en mi garganta.

Como lo esperábamos, recibimos una pequeña inducción para catar un tequila. El experto dice que los cinco sentidos deben involucrarse.

Primero se debe tomar la botella y asegurarse que la etiqueta indique que es 100% agave. Seguimos con la vista para notar la textura y sus colores. El reposado debe ser de un tono ámbar. Es turno del olfato, hay que descubrir los aromas amaderados del tequila para después llevarlo a boca. Debe tomarse sin mezclar para conservar su calidad y sabor. Por último, mientras degustamos la bebida, escuchamos el bullicio de los visitantes y otras historias.

Entre el ligero destello azul que se cuela en los techos de las cavas, este lugar alberga también un museo con una colección de 3 mil botellas de vinos y licores de todo el mundo, así como antigüedades y una réplica de una tienda de raya con productos comercializados en la antigua hacienda.

Corralejo produce más de 10 tipos de tequila entre blanco, reposado y añejo, así como vodka y algunas bebidas mezcladas que se pueden adquirir en su tienda de regalos.

Guardián de roble

A cinco minutos de Corralejo, unas grandes cúpulas se levantan al pie de la carretera signo del bodegón Dolce Vita de la misma compañía tequilera. Esta casona de estilo mexicano, con un gran patio y amplios jardines parecen transportarnos a otro tiempo.

Grandes recipientes de madera de roble americano llamados fubres, son los guardianes del tesoro agavero en este recinto, donde se preparan dulces regionales y frutas de conserva con tequila como guayabas y mangos. También se puede aprender a crear velas aromáticas. Muy pronto, nos adelantan, se podrán elaborar perfumes.

El paseo por el gran almacén es amenizado todo el tiempo por frases célebres y en doble sentido, inscritas en los gigantescos contenedores de tequila.

A un costado de esta fortaleza se encuentra la vidriera, donde se produce la característica botella azul y alargada en la que se embotella el destilado.

Campos agaveros

Lejos de pensar que el tequila es sólo originario de Jalisco, Pénjamo es una de las regiones protegidas por la Denominación de Origen con la que cuenta Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas, Nayarit y Jalisco.

Nos espera otra aventura en la tequilera Real de Pénjamo, aquí el tour inicia presenciando el trabajo de una decena de hombres partiendo las piñas de agave antes de ser llevadas a los hornos.

Don Javier Arroyo, propietario de la tequilera que fundó hace más de diez años, acostumbra a recibir a los visitantes con una comida y hoy no es la excepción. Además de la carne de res en salsa roja con la que saciamos el hambre, en la mesa no puede faltar el tequila.

A un costado encontramos la fábrica de Cerámica Urhani, lugar donde se hacen distinguidas botellas de cerámica reposada -- se hornea a mil grados - son utilizadas para envasar el Tequila Real de Pénjamo o bien para llevarlas a casa de recuerdo.

En este taller también se diseñan servilleteros, cafeteras y hasta floreros.

El sol está a todo lo queda y es hora de recorrer el campo de agave mientras don Javier nos habla de los beneficios del tequila, aclarando "siempre y cuando se tome con moderación".

Un pequeño vaso lleno de licor nos acompaña entre las filas de espinosas y erguidas pencas de agave azul.

La noche está por caer y es hora de descansar en el hotel Real de Piedra. Este complejo está instalado en una finca del siglo XIX. El diseño personalizado para cada habitación nos complica decidir en cuál queremos pasar la noche. Muchos prefieren la que tiene un árbol natural entre cama y cama, otros la de amplia terraza.

Finalmente y tras la dura decisión, es hora de bajar al lobby para disfrutar una noche de tequilas. La variedad es impresionante: Corralejo, Real de Pénjamo y Bacabes se llevan la noche. Queso de cabra completa la tertulia amenizada por un trovador y un puestecito de artesanías con pulseritas y collares regionales. El tequila hace de las suyas y la fiesta se alarga. Nos recuerdan que hay que madrugar para recorrer la sierra de Pénjamo a bordo de cuatrimotos.

Paisajes en cuatro ruedas

El ruido del motor de las cuatrimotos rompe con el silencio matutino de las pequeñas calles que nos dirigen a lo alto de la sierra. Estamos listos para iniciar la travesía. Un pequeño lunch es lo necesario para aguantar el hambre, nos aseguran Rusbeth y Lily.

Casco, gafas y un paliacate sirve para evitar que la tierra empanice nuestros rostros, durante el paseo de más de cinco horas.

En fila avanzamos por barrancos y caminos rodeados de mezquites y ahuehuetes que crecen entre nopales y uno que otro agave.

Durante la subida, llena de balanceos de un lado a otro, piedras y polvo que levantan las motos, se puede observar algunas cuevas que fueron utilizadas por los Cristeros para refugiarse durante la persecución a finales de los 20.

Tras el contacto con la flora, es hora de pasar por un campo repleto de vacas, aunque parecen muy amigables hay que evitar el alboroto para no espantarlas, afortunadamente son mansas.

Al final llegamos a un mirador, en lo más alto de la sierra, donde hemos decidido tomar un descanso para admirar la naturaleza y relajarnos. Una pequeña torre conocida como La Forestal ayuda a tener una mejor perspectiva de la ciudad. Lamentable es hora de regresar, lo haremos por el mismo lugar y con la precaución de no acelerar mucho.

Tras hora y media de camino de regreso, los brazos me duelen y la sensación del brincoteo aún lo siento. Una vuelta olímpica por la plaza principal de la ciudad da fin a esta aventura.

Recorridos por cultivos

Nuestro viaje termina en San Miguel de Buenavista mejor conocido como Rancho Peña. Aquí nos aguarda un tractor que nos lleva a recorrer los cultivos de maíz y calabaza.

El paseo se torna más emocionante y divertido con refrescantes cantaritos de tequila mientras la máquina atraviesa los húmedos campos desde donde apreciamos la diferencia entre los campos marrones del sorgo, con los del maíz. El viaje sigue hacia una huerta de aguacates, naranjas, guayabas, manzanas, limones y toronjas.

Este rancho tiene además un estanque donde se pueden pescar tilapias y truchas para la hora de la comida.

Otro de los atractivos es la capilla de San José de las Misiones. Esta construcción que data de 1867 conserva la puerta y las escalinatas originales, misma que le valieron un premio de conservación en la entidad.

La aventura campirana está por terminar y qué mejor que con música y comida. Docenas de elotes arden en las brasas de una fogata, unas gotitas de limón y poco de chile piquín son los condimentos perfectos. Para ver cómo el sol se guarda y los grillos comienzan su concierto nocturno.

Cuna de Hidalgo

No podíamos irnos de Pénjamo sin conocer Corralejo Hidalgo, lugar donde nació el Padre de la Patria.

En la explanada principal se conservan los cimientos y un frontón de la Casa Grande donde nació Miguel Hidalgo, frente a estos testigos históricos, existe una gran estatua del iniciador de la Independencia, de casi 38 metros de altura. Por las noches se proyecta un espectáculo de luz y sonido donde narra pasajes de la vida de Hidalgo.

GUÍA DE VIAJE

CÓMO LLEGAR

Primera Plus. Viaje con escala en Irapuato saliendo de la Central de Norte con un tiempo de recorrido de 5 horas. Precio: 349 pesos por persona. www.primeraplus.com.mx

DÓNDE COMER

Libélulas Cafetería & Crepería. Juárez 56, Centro. Especialidad: crepa Sinaloa con camarones y chipotle. Consumo promedio: 100 pesos por persona.

DÓNDE DORMIR

Real de Piedra. Habitación doble desde 500 pesos la noche con desayuno incluido. www.realdepiedra.com

QUIÉN TE LLEVA

Xanharati. Ofrece paquetes con paseos de dos a tres días en Pénjamo. www.xanharati.com

EX HACIENDA CORRALEJO

www.tequilacorralejo.com

EQUILERA REAL DE PÉNJAMO

Tel. 01 (469) 692 2450

RANCHO DE PEÑA

Tel. 001 (469) 109 1136

MÁS INFO

www.gtoexperience.mx

Fuente: El Universal    
Categoría: TIPOS DE PRODUCTO    





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