Chilpancingo de los Bravo • El titular de la Secretaría de Asuntos Indígenas (SAI) del Gobierno estatal, Marcos Matías Alonso reconoció que el problema del alcoholismo y la drogadicción ya penetraron con fuerza a las comunidades más pobres de la Montaña y Costa Chica.

Matías Alonso aseguró que las consecuencias de limitar el acceso a las universidades y de cancelar las expectativas de desarrollo de los jóvenes ya comienzan a sentirse en todo el estado, incluso en las comunidades en que se creía que por la carencia de recursos, el consumo de alcohol y drogas “duras” se vería acotado.

Lamentó que haya jóvenes que desde el arranque del ciclo escolar, mantengan una huelga de hambre exigiendo que se les abra a posibilidad de incorporarse a la unidad académica de medicina, sin que hasta el momento la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) haya aceptado su petición.

“Es muy lamentable, que las universidades ya no alcancen para que nuestros jóvenes se formen como médicos, economistas, biólogos o comunicadores, que ya ni tengan la capacidad para atender el reclamo de este sector tan importante de la población”, apuntó Matías.

Destacó que en las comunidades indígenas ya hay mucho alcoholismo y drogadicción, problema que prevalece en la franja de la población juvenil, muchos de ellos muchachos molestos porque no tuvieron la oportunidad de seguir estudiando.

Sostiene que lo ha visto en los recorridos que de manera constante realiza en la Montaña y Costa Chica.

“Ahorita ya no hay ningún pueblo indígena que no esté viviendo este problema, es algo que nosotros mismos (los adultos) estamos provocando por la falta de atención que pusimos a los problemas de nuestros jóvenes”, apuntó.

El funcionario indicó que lo que ocurre en Acapulco en materia de criminalidad, es solo una muestra de que el mal se extiende aceleradamente a todas las regiones, relacionando cada vez a gente más joven sin que se haga algo por evitarlo.

Aunque en las zonas indígenas hay poco recurso para sostener el consumo de alcohol y drogas, Matías sostuvo que sería una mentira afirmar que este flagelo no crece cada día más.

Sostuvo que la amenaza es para todos y llamó a las instancias correspondientes para hacer lo necesario para revertir la inercia negativa en el crecimiento de las adicciones.

“Este es el tiempo para actuar, no permitamos que dentro de poco tengamos un Acapulco en Cochoapa el Grande, o en Ometepec, porque las adicciones crecen y solo son la puerta de entrada a otros problemas muy complejos y graves”, advirtió.