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Y aumenta consumo de licor en adolescentes.
10/10/2011
Horacio Carrasco Soto
El freno que impuso la guerra vs el narcotráfico en la venta de drogas, propició que consumidores se refugiaran en otras sustancias, ‘por eso aumentó la cifra de jóvenes y también de adultos’ que llegan ‘prendidos’ a los centros de ayuda.

La situación social que flagela a la ciudad desde hace casi cuatro años, que ha generado gran tensión nerviosa y volvió más peligroso abastecerse de drogas, ha ocasionado un mayor consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes, quienes en muchos casos buscan una “válvula de escape” a sus altos niveles de estrés mientras que otros más cambiaron la sustancia a la que eran adictos.

Como consecuencia de lo anterior, surgieron dos variantes que agravan el problema: la ingesta de alcohol inicia a edades más tempranas –en algunos casos desde la infancia–, y las mujeres adolescentes están destacando en el consumo.

Un trágico reflejo de esta situación son los accidentes automovilísticos en que han muerto estudiantes universitarios, presuntamente luego de acudir a negocios donde se venden bebidas alcohólicas de manera indiscriminada.

Hay casos en que los jóvenes alcoholizados son llevados a recibir ayuda en centros de rehabilitación, adonde llegan cuando ya “ni siquiera pueden sostenerse por su propio pie”.

Carlos Gaytán Ponce, director del centro de rehabilitación Victoria Mundial de la colonia Insurgentes, dice que ya hay casos de adolescentes que son llevados por sus padres a que reciban tratamiento contra el alcoholismo.

“Aumentó mucho el índice de consumo en chavalos de 14 y 15 años, desde la secundaria empiezan a consumir, se mira en las familias que el índice de consumo creció mucho a muy corta edad”, agrega.

El incremento es de 50 a 60 por ciento sobre lo que ya se tenía, indica.

Expresa que en ese lugar reciben mensualmente de cuatro a seis muchachos con problemas de alcoholismo, contra siete que buscan ayuda por adicción a drogas no legales, es decir, casi se iguala la incidencia.

“Se ha mirado más desde que llegaron los federales y los soldados y provocaron que parara un poco la adicción a las drogas, pero en ese momento se fueron al ámbito del alcohol”, dice.

“Como se dio un ‘paro’ en la venta de drogas, mucha gente se refugió en el alcohol y en el cigarro, por eso aumentó la cifra de jóvenes y también de adultos”, agrega.

Muchos usuarios de colonias cambiaron la sustancia que consumían y eso se advierte porque algunos de ellos, que antes estuvieron en la institución por adicción a la heroína, ahora llegan “prendidos” del alcohol, informa.

Pero en esto hay otras cosas que también tienen mucho que ver, como la falta de conciencia personal, escasas pláticas de prevención y un consumo desbocado de alcohol de los padres mientras sus hijos optan por imitar su conducta, aparte de que beber se toma como una cuestión social, expresa.

Los jóvenes empiezan su carrera en el alcoholismo “con bebidas caras”, tomando whisky fino y cerveza de renombre, pero terminan consumiendo lo mismo que cualquier otro alcohólico: las bebidas de costo mínimo, dice.

“Mientras son de 14, 15, 16 y 17 años se vuelve un estilo de vida agradable para ellos, pero cuando la adicción se les hace crónica y empiezan a ver que no hay beneficio, aceptan ayuda a eso de los 18 ó 19 años”, agrega.

Empiezan a ver las consecuencias cuando quieren emprender una carrera, o retomar las riendas de su vida, o su familia los obliga a tomar independencia propia, es cuando optan por pedir socorro, informa.

“Ya cuando llegan con nosotros es porque su adicción se hizo crónica, su mismo físico se los pide, son muy dependientes, no tienen control, ya no pueden parar con una simple plática y requieren internamiento, hay casos en que ni siquiera pueden sostenerse por su propio pie”, expresa.

Destacan las muchachas

Daniel Rocha Ortiz, profesionista con maestría en Psicología Clínica del Centro de Estudios Superiores “Monte Fénix” del Distrito Federal, dice en una visita a esta frontera que no sólo hay mayor consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes, sino que ya se hace a edades más tempranas, es decir, en la adolescencia e inclusive desde la niñez. “De hecho, no solamente es entre los jóvenes, sino en la población en general, hoy el alcohol es la sustancia o el fármaco de abuso que más se consume”, agrega.

En la última Encuesta Nacional de Adicciones realizada en México se descubrió que hay aumentos hasta de 100 por ciento en el consumo en mujeres jóvenes y adolescentes de 16, 17 y 18 años, informa.

“En esta etapa pareciera que ahora las niñas consumen casi al parejo que los hombres”, expresa.

Dice que lo que se tiene generalmente en una estadística global es que hay cuatro hombres por cada mujer que son consumidores, y ahora, en esta etapa de la adolescencia, parece que las mujeres están compitiendo para estar al parejo de los hombres.

“Ya se anda en un nivel de cuatro hombres contra dos mujeres, esto representa un crecimiento de 100 por ciento en las damas”, agrega.

Pero eso no es todo, pues generalmente el inicio del consumo aparece en la edad adolescente y ahora hay cada vez más casos en que se empieza de manera más temprana, indica.

En ocasiones se comienza a beber alcohol desde los 9 o 10 años, es decir, en la infancia, cuando antes era en la adolescencia a los 13, 14 o 15 años y ya era un escándalo, expresa.

Dice que en México los jóvenes inician con sustancias “blandas” como nicotina y alcohol, y algunas veces con mariguana, siendo la cerveza la bebida que más consumen.

“Y todo esto se debe a la accesibilidad, pero a la accesibilidad no solamente a la sustancia, sino que desafortunadamente el control o las funciones que la familia antes ejercía ahora las ha dejado, la mamá tiene que ir a trabajar y los muchachos no tienen vigilancia, muchas veces no hay afecto, las familias son frías y distantes, aparte de que existen muchos factores de riesgo y también hay factores sociales”, agrega.

Desafortunadamente, los factores de riesgo aumentaron y los llamados factores de protección disminuyeron, advierte.

“Yo creo que es producto de un proceso de muchos años en que los padres delegaron sus funciones en las instituciones o sencillamente las olvidaron, pues dejaron de vigilar a sus hijos, creen que van a crecer solitos y no es cierto, ha sido un proceso y el resultado se tiene ahora”, expresa.

Los detiene Tránsito

Maris Domínguez Gutiérrez, subdirectora general de Tránsito, dice que de acuerdo con un estudio que les fue expuesto en esa dependencia municipal, los juarenses empiezan a tomar desde los 14 y 15 años.

Sin embargo, el más fuerte dolor de cabeza para ellos lo representan los jóvenes universitarios, de 18, 19 y 20 años, a quienes “les parece muy fácil” el consumo de alcohol, agrega.

“Se sienten Supermán, que no puede pasarles nada, sienten que vuelan y luego vienen las consecuencias”, comenta.

Aparentemente los jóvenes están buscando un escape a la terrible tensión nerviosa que les provoca la situación que se vive en la ciudad y su catarsis consiste en salir a divertirse, en beber alcohol, aparte de que es una cuestión de moda y los muchachos son influenciables, informa.

Pero hay otro problema: muchos comerciantes no hacen conciencia, deben adquirir responsabilidad social y tener la visión de que ese sector de sus clientes, los jóvenes, no tienen las responsabilidades bien adquiridas y se ponen en peligro al beber en exceso, expresa.

En la zona turística que resguarda la Policía Federal, se conoció el caso de un bar frecuentado por estudiantes de universidad atraídos por la cerveza a precios de un peso a la una de la tarde, de dos pesos a las dos de la tarde, de tres pesos a las tres, y así sucesivamente. “Los chavitos se ‘zorrean’ sus clases para irse a ‘pistear’ temprano porque les sale más barato, y como no les ponen límite con 10 pesos se embriagan y ya con 30 pesos se ponen hasta el gorro”, da a conocer.

Son puros niños de 18 años recién graduados de preparatoria y que ya son universitarios, pero que a las 7 de la tarde ya andan alcoholizados, ahogados, y que los oficiales de Tránsito detienen en segundo y tercer grado de ebriedad, dice.

Hay que recordar que desde el primer grado ya no se puede manejar un vehículo porque el alcohol provoca una disminución en los reflejos y en la coordinación muscular, aparte de que el cerebro no mide correctamente las distancias, agrega.

“A los chavitos les encanta andar allí porque encuentran a toda la universidad, como que es una moda y aparte es entre semana”, informa.

De acuerdo con informes de familiares y amigos, precisamente de allí salieron los jóvenes de entre 18 y 20 años que murieron al conducir en estado de ebriedad, expresa.

“Primero fue uno que iba a graduarse, que los papás estaban muy contentos porque era muy buen muchachito y lamentablemente perdió la vida al conducir en estado ebriedad”, informa.

Luego salieron de allí otros tres que también fallecieron hace unas dos semanas y donde un cuarto acompañante, que era el conductor, manejó porque era el menos ebrio y eso que traía segundo grado, dice.

Sin embargo, también hay que resaltar que los jóvenes, más que los adultos, pueden ser muy responsables, agrega.

Por ejemplo, personal de Tránsito acudió a un bar del Pronaf a hacer campaña preventiva y al hablar con los muchachos que departían en las mesas se vio que en todas había conductor designado, y luego para confirmarlo se les aplicó el alcoholímetro y todos dieron resultado negativo, informa.

Esto es un ejemplo de responsabilidad, es la otra cara de la moneda, expresa.

Sufren trastornos médicos

Hay un aumento en el consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes, lo cual se advierte al revisar los ingresos a los centros de rehabilitación con que se lleva a cabo la vigilancia epidemiológica, dice Jocelyn Denise Talamantes Moreno, coordinadora de Atención a las Adicciones en Ciudad Juárez.

Aparte de ese problema social hay otro: se está empezando a beber alcohol a edades cada vez más tempranas, lo cual representa trastornos de tipo médico entre los muchachos, agrega.

El asunto es que entre más jóvenes son, mayor riesgo tienen de sufrir una intoxicación por alcohol, además de padecer los procesos aláteres como sufrir un accidente vehicular, indica.

La edad legal para consumo de alcohol es 18 años porque antes de ella el cuerpo todavía no crea los mecanismos de absorción, digestión y metabolismo de esa sustancia, expresa.

Entre más chicos inician, más fuerzan a su hígado y riñones a metabolizar el alcohol, lo que agrega padecimientos como cirrosis hepática o presentar un edema cerebral, dice.

“La adicción al alcohol es un proceso neurofisiológico de adaptación a esa sustancia que va acompañado de una serie de problemas que impacta en todo el ámbito familiar”, agrega.

Los jóvenes desertan de la escuela, causan problemas familiares, no quieren trabajar, no tienen interés familiar, no les importan las actividades recreativas que no sean con consumo de alcohol y no hacen deporte, informa.

“Esto conlleva la búsqueda de dinero fácil para seguir consumiendo y luego brincan a otro tipo de sustancias, lo que hace una problemática social relacionada con el proceso adictivo y entonces deben ser atendidos en un centro de rehabilitación”, expresa.

El tabaco y el alcohol son las drogas de inicio entre los jóvenes, y entre más temprana es la edad a la que empiezan a consumirlas, más posibilidades hay de que experimenten con otro tipo de sustancias, advierte.

Adrián Ríos Mendoza, médico del área de adicciones de los Centros de Integración Juvenil A.C., dice que se ve muy poco que los jóvenes acudan a atenderse de problemas de dependencia del alcohol.

“La cultura entre los jóvenes es pasarla bien, no lo ven como un problema de adicción y con ese estereotipo de que beben sólo por un rato, o sólo los fines de semana, o que no les pasa nada, se la pasan tomando y se les crea una dependencia”, agrega.

En esto influye que muchas familias no ven el consumo de bebidas alcohólicas como un problema, sino como una forma de pasar un rato agradable, un momento de diversión, pero luego se crea un problema con un pariente y no hayan cómo resolverlo, indica.

Se ve muy poco que algún joven acuda a ese centro por un problema de alcoholismo, expresa.

Informa que tienen sólo cinco adictos al alcohol pero que no fueron voluntariamente, sino condicionados por el DIF, es decir, enfrentan un proceso legal y son forzadas a atender su adicción o no les quitan a sus hijos.

Esos cinco alcohólicos no son nada en comparación con los 170 usuarios de drogas que ya están recibiendo terapia, da a conocer.

Daniel Rocha, psicólogo del Monte Fénix, comenta una anécdota: dicen por allí que vivir en ciudad fronteriza, tener 15 años, ser hombre y llevar 50 pesos en la bolsa, es un factor de riesgo. Desafortunadamente, los factores de riesgo han aumentado y los llamados factores de protección han disminuido, expresa.

Fuente: El Diario de Juárez    
Categoría: RIESGOS ASOCIADOS AL EXCESO EN EL CONSUMO    





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