FUENTE: Fundación de Investigaciones Sociales, A.C. FISAC

MÉXICO

En 1929, Sigmund Freud, publicó un importante texto llamado «El malestar en la cultura», donde escribió:

«No puedo pensar en ninguna necesidad en la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección de un padre»

Ser papá implica grandes retos y grandes responsabilidades. No siempre es sencillo pues conlleva profundos cambios y nos expone a situaciones nuevas, pero siempre es una oportunidad para crecer, para aprender de nosotros mismos, para transformarnos y estar en condiciones de ofrecer una influencia positiva en la vida de nuestr@s hij@s y parejas.

1. Los buenos padres no nacen, se hacen: La paternidad es una actividad que puede ir mejorando con el tiempo; a pesar de lo que se pueda pensar, no es algo que se haga bien naturalmente o por instinto. No siempre es posible tener el mejor criterio o tomar las mejores decisiones, pero lo importante es estar abierto a aprender de l@s hij@s y de ser necesario, a cambiar el rumbo, no permitiendo que cosas como el orgullo o la lucha por el poder estanquen el sano desarrollo de las relaciones o hagan perder de vista que lo más importante es mostrar afecto, empatía, apoyo y ser alguien en quien se puede confiar.

2. Existen diferentes estilos de crianza: Cada persona aborda la paternidad de un modo distinto. Hay padres que tienden a ser autoritarios, algunos que tienden a ser más permisivos o quienes transitan de un lado a otro. En realidad, ningún estilo es necesariamente negativo. Existen ocasiones en las que es necesario ser firme y otras en las que lo mejor es negociar, exponer los argumentos que muestren a los hijos la importancia de la toma de decisiones y dejar ser. Lo fundamental es saber reconocer en qué momento es más apropiado actuar de una u otra manera y con qué intensidad. La paternidad puede ser dinámica y mutable si uno se lo permite, y no se limita a ejercer siempre la misma función, restringiendo la convivencia a pautas prestablecidas.

3. Procura tener una buena comunicación: Para promoverla es útil tener una actitud abierta y ecuánime durante las conversaciones. Suele dar mejores resultados escuchar sin interrumpir y hacer preguntas en lugar de dar órdenes o hacer juicios, y ofrecer distintas soluciones a los conflictos, en lugar de ser intransigente. De este modo facilitas la expresión de inquietudes, dudas o afectos. No debemos confundir un excelente nivel de comunicación entre padre e hij@s como una amistad, porque son dos términos muy diferentes. Un padre logra la confianza de sus hijos cuando hace un buen manejo de la autoridad. Si tu hij@ hubiera bebido alcohol y estuviera en problemas, siempre es mejor que tenga la confianza de hablar contigo y solicitar tu apoyo, en lugar de pensar “Mi papá me va a matar”, debido a una actitud desproporcionadamente severa. Una vez resuelto el asunto, podrás establecer una consecuencia adecuada que promueva el crecimiento.

4. Enseña con el ejemplo y se congruente: Nada juega más en contra de las reglas de la casa, que quien las establece no las cumpla. Si buscas un comportamiento responsable y moderado hacia el consumo de alcohol o cualquier otra cosa, comienza por ponerlo en práctica tú mismo. De otro modo, caerás en el clásico “has lo que digo, pero no lo que hago” reduciendo tu credibilidad.

5. Infórmate para poder orientar con seguridad: Ser papás no nos hace expertos en todo, y con el alcohol no es la excepción. Cuando llegue el momento de hablar sobre el tema, asegúrate de tener bastante información y de fuentes confiables al respecto, para poder sostener una conversación abierta y sin prejuicios, argumentando de manera propositiva. Esto elevará la posibilidad de que tu hij@ confíe en lo que dices y no llegue a pensar que buscas prohibirle cosas sólo porque desconoces el asunto. (Visita www.alcoholinformate.org.mx).

Si deciden consumir bebidas con alcohol en este día del padre, háganlo con responsabilidad y moderación y recuerda…

Sé el padre que hubieras deseado tener

TE LO DECIMOS COMO AMIGOS,

FISAC