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Última actualización [21/11/2004]



2004 en España: sustos y mejoría



El año de los aromas


Luis Vida Navarro

Tenemos un bodeguero que lleva 24 años trabajando con nosotros y que el otro día, paseando entre las cubas donde fermentan los mostos del 2004, me decía que “nunca había olido lo que este año", nos cuenta Juan María Riera, director técnico del Celler Cooperatiu de Gandesa, en la denominación catalana Terra Alta. "Ha sido un año muy particular", según Joseba Altuna, enólogo de las bodegas Príncipe de Viana, en Navarra y también de Rioja Vega. "Parecía que estábamos a 5º de latitud más al norte. El verano ha sido menos caluroso de lo normal, más templado, con bastantes lluvias desde floración hasta el final del envero. A partir de ahí, las temperaturas de septiembre fueron más altas que el promedio, con un tiempo seco y ventoso. Estas condiciones templadas han respetado la frutosidad. Hay muy buena acidez y el mejor aroma que yo he visto en los mostos en muchos años". Seis semanas secas a partir de primeros de septiembre han cambiado a mucho mejor las perspectivas de la añada en España.

Se observa también bastante entusiasmo en la Ribera del Duero. Tomás Postigo, de Pago de Carraovejas, cree que este 2004 puede ser la mejor cosecha que ha vivido en la zona. "Aunque es un niño que está naciendo, y no sabemos cómo será de fuerte, tiene un aspecto impresionante. Los parámetros físico-químicos son muy buenos y tenemos altos índices de poli fenoles". La cosecha más parecida que recuerda Postigo fue la del 85.

"Será un año excelente en calidad y también en cantidad", nos dice en Rueda, Ángel Calleja, de la Cooperativa Agrícola Castellana. Para él, cabe destacar la buena acidez de los blancos, su maduración lenta y equilibrada, y el buen estado sanitario. Pero no todo son parabienes.

"Un año irregular y muy distinto, que se ha salvado en el último ''sprint''", para Rodolfo Bastida, director técnico de las Bodegas Ramón Bilbao, en la Rioja. "Las lluvias de finales de agosto y principios de septiembre provocaron principios de botrytis. Pero en la Rioja Alta hemos tenido 30 o 35 días finales de un tiempo excelente, e incluso en la Baja, donde vendimian antes, han tenido unos 15 días buenos que han arreglado mucho". Bastida cree que ha visto en este año las mejores uvas de las últimas cinco o seis campañas. Mejores incluso que en el ya famoso 2001. "Hará falta una importante selección. Pero va a haber vinos sabrosísimos, expresivos, con maduraciones muy buenas: grandes vinos de guarda". No se hubiese atrevido a pronosticar estos resultados hace apenas quince días. Pero no todo es perfecto, "hay también uvas en mal estado sanitario, afectadas por podredumbre, y niveles de málico un pelín más altos de lo normal". El pesimismo que se detectaba a mediados de septiembre se ha vuelto en estos días un entusiasmo matizado. En el 2004 habrá grandes riojas entre los que sepan seleccionar y cribar bien.

Duero y Ebro: acidez equilibrada, aromas intensos.

"Hemos podido elegir el momento exacto en el que las uvas estaban en su estado ideal de madurez fenólica. Esta vez no ha habido que precipitarse en vendimia. En Navarra quizá recogeremos hasta primeros de noviembre; no todos los años podemos esperar". Joseba Altuna acaba de descubar unos depósitos y se sorprende ante unos vinos "muy equilibrados, tremendamente frutales: unos tempranillos magníficos, con muy buen pH y acidez, y con 14º de alcohol potenciales, plenamente maduros".

No han faltado lluvias en invierno y primavera. El verano ha sido más tibio de lo usual. A finales de agosto y principios de septiembre -especialmente en la semana entre el 2 y el 9- hubo lluvias abundantes e inoportunas. Una tormenta de granizo el 5 de septiembre afectó a unas 1.500 has. de viñedo en varios municipios de la DO Ribera del Duero, especialmente en la provincia de Burgos. También por aquellos días hubo fuertes lluvias, incluso con inundaciones, en varios municipios riojanos. Pero los dos últimos tercios del mes de septiembre fueron un largo veranillo que llegó hasta principios de octubre, con gran bonanza.

Hablando con Rodolfo Bastida el pasado 13 de octubre, recién pasado el Pilar, nos comentaba el tiempo ideal que estaban disfrutando en la Rioja: "Viento seco, sol despejado y unos 22º a mediodía. Pero de noche los termómetros habían bajado a unos 4ºc". Así, quienes han podido esperar para la vendimia se han encontrado con unos contrastes térmicos día-noche y unas condiciones de maduración más propias de Burdeos -en sus buenos años- que de los cálidos viñedos españoles. Los mejores resultados serán para las variedades y las zonas climáticas de recogida más tardía, que han podido exprimir las bondades de este septiembre inusual. Hay también viñedos concretos muy afectados por las lluvias y la piedra, que han tenido problemas sanitarios importantes con la podredumbre y cuya calidad se ha visto seriamente afectada.

Año de cantidad y calidad también en Rueda. El enólogo Angel Calleja se pone a hacer cálculos sobre lo que él ha visto y las vendimias que han pasado por sus manos. Como responsable técnico de una importante cooperativa, es una fuente de información de primer orden. "El verdejo viene sano, espléndidamente maduro y abundante, mientras que el sauvignon va un 30% por encima de su producción normal, y también muy buenos parámetros, con una acidez equilibrada, un grado potencial en torno a 12,5º y un estado sanitario perfecto".

Un año que en los viñedos castellanos de Rueda ha sido más fresco y húmedo de lo normal y que, siempre según estimaciones a ojo del enólogo, estará sobre unos 600 ml de lluvia frente a los 350 usuales. Lo bueno es que la mayor parte de estas lluvias cayeron en los momentos precisos del ciclo vegetativo, o al menos en momentos no críticos. “Junio y julio fueron con agua, incluso también agosto. Parecía que la añada se iba a retrasar. Hemos vendimiado el sauvignon entre el 13 y el 18 de septiembre, una semana más tarde de lo que solemos. Pero el tiempo de septiembre ha sido muy bueno para la verdejo, que hemos recogido en óptimas condiciones de maduración entre el 16 de septiembre y el 3 de octubre".

"Las cosas han salido de libro. Impresionantes resultados. Un año completo, en cantidad y calidad", declaraba recientemente a la prensa regional el director general de la Estación Enológica de Castilla y León, Pascual Herrera, al definir la vendimia del 2004, "la más grande de la historia de Castilla y León". Un cosechón que supera un 15% la producción, ya récord, del 2003, y que podría poner en apuros a las bodegas con excedentes y crear tensiones -que ya se empiezan a notar- en los precios.

Este: bien con peros; mejor para quien pudo esperar

"A finales de agosto estábamos casi llorando", nos cuenta el enólogo Juan María Riera, de Terra Alta. "Había muchos nervios entre los viticultores. Era una época mala, excesivamente húmeda. Pero hacia el día 10 cambió el tiempo con la llegada del cierzo, que secó las uvas y, a partir de ahí, las cosas han ido muy bien". Riera considera que la añada no será tan notable en los viñedos de Tarragona -Priorat, Terra Alta, Montsant- como fue, por ejemplo, el 2001. Pero está muy contento con los resultados de las castas que se vendimian más tarde y que se han podido beneficiar de las buenas condiciones.

"Hay grandes resultados en el macabeo, con una producción excelente en cuanto a cantidad y calidad. Hemos vinificado ya algo y son vigorosos y aromáticos, más que otros años. También los blancos de garnacha vienen con estructuras potentes". De sus variedades tintas, se manifiesta asombrado con los resultados "espectaculares" de la cariñena, "aunque también será un año muy bueno para la tempranillo, la cabernet sauvignon y la syrah". No está tan contento con los vinos de garnacha tinta de este 2004, que estima más irregulares.

"No hubo corrimiento y eso condicionó unas altas producciones en la viña; ha habido que esperar mucho para ver cómo maduran". Considera, en general, que las variedades tardías se llevan la parte del león de las bondades de esta añada, mientras que las zonas catalanas y del País Valenciano con castas de uva y vendimias más tempranas se han visto más afectadas por la humedad peligrosa de los últimos días de agosto. Especialmente pinot noir, merlot y chardonnay, que "lo tienen más difícil".

En las denominaciones aragonesas parece que el verano apacible ha suavizado el stress hídrico habitual. Aunque se han encontrado con las tormentas inoportunas de principios de septiembre, los enólogos y bodegueros se muestran -en general- satisfechos y esperanzados con los resultados.

En los viñedos de Mallorca se prevén unas cantidades en torno a un 15% por encima el promedio. El verano, menos riguroso y cálido que el año anterior, permitirá elaborar blancos y tintos muy equilibrados. Tofol Pons, bodeguero de Can Ribas y copropietario de Divins, empezó las vendimias en el 2003 el 3 de agosto, "este año ha sido el 29, una fecha que podemos considerar normal". Todavía el 11 de octubre estaban recogiendo el cabernet sauvignon con 14,5º potenciales; 15 días antes la syrah. "Hay viñedos en Pla I Llevant afectados por las granizadas y con algo de podredumbre, pero la vendimia -en general- viene excelentemente equilibrada y en un estado sanitario genial. Donde no tuvimos pedrisco, hubo unos 30-35 l. de lluvia que fueron perfectos".

Las noticias de vendimia que van llegando de los viñedos de Madrid, Extremadura y la Mancha parecen también positivas. Algo más problemáticas quizá en ciertas zonas del Levante mediterráneo, algunas de las Islas Canarias, que han tenido una climatología turbulenta en algunos momentos del verano, y la difícil Galicia. Este informador espera poder recabar y ofrecer más datos al respecto muy pronto.
Fecha de publicación: 22.10.2004

FUENTE:         El Mundo Vino/Reportajes/Zonas Vitivinícolas