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Última actualización [06/09/2004]



Introducción a Baleares



Tres viñedos supervivientes

Juancho Asenjo

Un recorrido por el viñedo balear nos da una perfecta visión de lo que es hoy: no tenemos la sensación de encontrarnos en una zona vinícola de primer orden; viñas dispersas mezcladas con edificios, carreteras que dividen parcelas. No hay una sucesión de viñas que nos recuerden la importancia del cultivo de la vid. Crear una viña en un solar resulta muy caro si uno no posee diferentes pedazos de tierra, existe un minifundismo importante con pocas bodegas productoras y muchos viticultores propietarios de parcelas muy pequeñas. Antaño, la unidad mínima para poder edificar era el cuartón (o cuarterada) que eran 7.100 metros. De ahí se pasó a dos cuarteradas y 15.000 metros y, más tarde, a 30.000. Por eso es frecuente encontrarse con algunas pequeñas parcelas, sin valor urbanístico, abandonadas a su suerte.

Hoy son poco más de 2.000 las hectáreas dedicadas al cultivo de la vid cuando, en la segunda mitad del siglo XIX, alcanzaban las 30.000.

La insularidad, como ocurre con el archipiélago canario, imprime un carácter diferente a toda forma de actuar.

Mientras en las Canarias un porcentaje alto del vino que se vende es de la isla, en las Baleares todavía pesa de forma notable la invasión del vino peninsular que casi hizo desaparecer el vino autóctono hace no muchos años. La apuesta de la hostelería por los vinos propios de calidad todavía no ha alcanzado los horizontes deseables. Todas las islas productoras de vino, véase Córcega, Cerdeña, las islas griegas o las Canarias, consumen localmente una importante parte de su producción: el turismo y los habitantes indígenas son los receptores frente a la invasión del vino de la península. Es la gran asignatura pendiente del vino de las Islas Baleares junto a la venta en la península y la exportación que supone una parte ínfima de las ventas. Los precios del transporte encarecen el producto final de forma significativa, las producciones son escasas y, todos estos impedimentos, hacen que sea difícil encontrar vinos baleares en muchas partes de España..

Las condiciones para el cultivo de la vid son buenas: las lluvias no faltan y se concentran en el otoño principalmente, los veranos no suelen ser tórridos, los inviernos no muy largos y la primavera es la estación que más se hace presente. Los terrenos son variados, se encuentran suelos calizos pobres que son los predominantes y pizarrosos como sucede en algunas laderas menorquinas. La uva crece tanto en los terrenos llanos como en las suaves laderas de las colinas.

En los últimos años el sabor es agridulce. Por una parte, la salud de que goza el vino balear es buena. El número de bodegas va en aumento, son numerosos los inversores asentados en las islas que están comprando hectáreas de viñedo y la calidad del vino crece día a día. Por otra, los suelos cultivables van alcanzando un precio cada vez más alto por la presión de la construcción y el turismo. Es un lujo dedicar una extensión de terreno a la vid cuando las cantidades que se pagan para poder edificar son muy altas como si del propio Pessac-Leognan bordelés se tratara. Los pueblos le han ido ganando terreno a las viñas aunque se cuente con la pasión de unos cuantos enamorados que piensan que hacer vino todavía es algo rentable y que da satisfacciones.

Un poco de historia

El viñedo balear es antiquísimo. Hay que remontarse a la época de dominio cartaginés para vislumbrar sus inicios. Se conoce, gracias a los vasos y ánforas fabricados en Ibiza que la arqueología ha puesto a nuestro servicio, que la mención más lejana se refiere a la isla de Ibiza. Se asentó el desarrollo vinícola en época romana, cuando se mejoraron notablemente los sistemas de cultivo y la elaboración. Plinio, en el siglo I a.C., compara estos vinos con los mejores de Italia, situándolos a una altura similar. Se mandaban barcos con ánforas de vino balear a Ostia para alcanzar el río Tíber y llegar al Monte Testaccio en Roma, que era el gran almacén de provisiones de la capital del Imperio. En época del Reino de Mallorca -siglo XIV- existían leyes propias sobre el cultivo y comercio del vino, además de su regulación.

Las raíces históricas de la actividad vinícola son profundas, incluso se considera probable que un mallorquín como el jesuita Fray Junípero Serra, en 1769, introdujera el viñedo en la entonces California española. El siglo XVIII fue de gran auge y prosperidad con una gran producción que se redujo notablemente, a comienzos del siglo XIX, por la crisis económica y la plaga del pulgón. Después de la aparición de la filoxera en Francia, las exportaciones baleares crecieron de forma significativa. El cénit se alcanzó entre 1865 y 1890. Los datos son elocuentes; más de 50.000.000 de litros salieron del puerto de Mallorca hacia Francia en 1891. Pero la filoxera llegó a España y las 30.000 hectáreas de viñedo que existían en esa época de apogeo nunca se volverán a alcanzar. El almendro sustituyó a la vid en los primeros momentos y el ladrillo para construir viviendas lo ha hecho hasta el día de hoy.

Principales zonas y DOs

En la actualidad, las Islas Baleares, cuentan con dos Denominaciones de Origen, que serán cuatro próximamente, y los vinos de la tierra cubren la totalidad del archipiélago.

DO Binissalem-Mallorca

La Denominación de Origen Binissalem-Mallorca es la más antigua, puesto que se constituyó en 1990. Se encuentra situada en pleno centro de la isla de Mallorca con una extensión de viñedo que no llega a las 500 hectáreas con una docena de productores y más de 150 viticultores. La Sierra de Tramuntana la protege de los vientos fríos y le proporciona un clima suave y mediterráneo con veranos secos y calurosos e inviernos cortos y fríos. Las precipitaciones suponen unos 450 mm anualmente.

Hay mucha zona llana o con desniveles poco pronunciados con una altura que oscila entre los 75 y 200 metros. Los terrenos son ricos en calcio y los suelos pardo-calizos.

Las variedades que se admiten son:

Tintas: mantonegro (es la mayoritaria con unas 230 hectáreas), callet, tempranillo, monastrell, cabernet sauvignon, y syrah. La gargollasa es meramente testimonial.

Blancas: moll o prensal blanco (con 46 hectáreas), parellada, macabeo, moscatel y chardonnay

Entre los vinos tintos dominan los elaborados con la local mantonegro mientras que en los blancos los de mayor enjundia proceden de la moll y la moscatel. Los tintos, obligatoriamente, deben contar con un mínimo del 50% de mantonegro y un máximo del 30% de cabernet y syrah. En cuanto a las blancas, el reglamento de la Denominación obliga a llevar un mínimo del 70% de moll y moscatel.

La reglamentación exige un mínimo de seis meses de crianza en madera y un total de veinticuatro meses para salir al mercado si lleva la mención Crianza. Si es Reserva debe permanecer, al menos, un año en roble y tres para salir al mercado. Un Gran Reserva permanecerá en barricas durante dos años y tres más en botella antes de llegar al comercio. Los vinos tintos suponen el 75% de la producción .

DO Pla i Llevant
Nacida en el año 1999 por el fracaso de crear una denominación única balear y gracias al empeño de un puñado de productores que se negaron a abandonar las tierras y el cultivo de la vid. Existen una decena de bodegas para una extensión de 265 hectáreas de viñedo y casi un centenar de viticultores. Geográficamente abarca la zona centro y este de Mallorca con un clima mediterráneo donde la influencia del mar es decisiva y unos inviernos frescos con los veranos calurosos y secos. La pluviosidad oscila entre los 400 y 450 mm anuales.

La orografía es prácticamente llana Los suelos son predominantemente calizos y arcillosos muy pobres con unas tierras rojizas que presentan un buen drenaje donde las raíces pueden profundizar perfectamente.

Las variedades autorizadas son las siguientes:

Tintas: mantonegro, callet, fogoneu, tempranillo, monastrell, cabernet sauvignon, merlot, syrah
Blancas: prensal blanco, parellada, macabeo, moscatel, chardonnay, giró

Es una de las zonas que más ha crecido en calidad en los últimos años. La modernización de las bodegas junto a una notable mejora en viticultura han posibilitado que surjan nuevas bodegas con una clara apuesta por la calidad. Los vinos tienen un marcado carácter mediterráneo.

Como curiosidad, hay una variedad poco extendida y casi desaparecida que se está recuperando y es la giró. Su origen está en el Levante español y fue llevada a Cerdeña en época de Jaime I donde se ha dado a conocer y parece que regresa tanto a Cataluña como a Mallorca.

Vi de la Terra Illes Balears
Esta amplia zona de producción abarca todo el conjunto de islas que forman el archipiélago balear: Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera. Cualquier bodega ubicada en alguna de estas islas se puede acoger al reglamento de este Vino de la Tierra.

Los suelos son variados, ricos en sedimentos calcáreos y areniscas silíceas rojas donde predominan los terrenos de color rojizo. El clima predominante es mediterráneo con unas temperaturas mínimas bastante moderadas. Las precipitaciones se concentran en otoño y los veranos son calurosos.

Las variedades empleadas son:

Tintas: cabernet sauvignon, merlot, syrah, monastrell, tempranillo, fogoneu, callet, mantonegro.

Blancas: chardonnay, moscatel, moll, parellada, macabeo, malvasía.

Predominan los vinos tintos elaborados con cabernet, merlot o callet y en los blancos los de chardonnay y moscatel.
En Valldemosa, en la antigüedad, se encontraban viñas en vaso dentro de los olivares que con la filoxera desapareciendo dejando como cultivo único al olivo.

Vi de la Terra Eivissa
El área de producción de estos vinos de la tierra es toda la isla de Ibiza. La producción es muy escasa. La orografía de la isla presenta dos cadenas montañosas que no superan los 500 metros de altura. En los valles es donde encontramos las viñas plantadas.

Loa suelos son de color pardo-rojizo, arcillosos con margas y calizas.

El clima es mediterráneo con muchas horas de sol y muy escasas lluvias concentradas en otoño. Todo el año es bastante caluroso y húmedo.

Las variedades que se admiten son:

Tintas: monastrell, tempranillo, merlot, cabernet sauvignon, syrah
Blancas: macabeo, chardonnay, parellada, malvasía
Los vinos tintos más destacados son los elaborados con monastrell.

Vi de la Terra Illa de Menorca
La orografía es muy suave, a diferencia de las otras islas, donde predominan los suelos profundos pardo-calizos con arcilla y rocas calizas, areniscas y pizarra. El clima es mediterráneo con más precipitaciones que sus vecinos (más de 600 mm al año) repartidas durante todo el año. En invierno destacan los vientos procedentes del norte.
Las castas aceptadas son las siguientes:
Tintas: cabernet sauvignon, merlot, monastrell, tempranillo, syrah
Blancas: chardonnay, macabeo, malvasía, moscatel, parellada, moll
En los tintos dominan los elaborados con variedades francesas. En cuanto a los blancos los más destacados proceden del Parque Natural de la Albufera del Grau y son monovarietales de malvasía.

Vi de la Terra Serra de Tramuntana-Costa Nord
Zona ubicada en en la parte noroeste de Mallorca, entre el cabo de Formentor y la costa suroeste de Andratx. La Serra de Tramuntana y la Costa Nord marcan la orografía de la zona que tiene un gran contraste de paisajes; desde las montañas de más de 1.000 metros a los valles que se ubican entre éstas. Existe un microclima que se caracteriza por las lluvias concentradas en invierno y otoño mientras los veranos no son excesivamente calurosos con una temperatura moderada.

Los suelos son de color pardizo y muy variados: van de los terrenos calizos a las margas o la mezcla de los dos. Las variedades permitidas son:
Tintas: cabernet sauvignon, merlot, syrah, monastrell, tempranillo, callet, mantonegro
Blancas: malvasía, moscatel, moll, parellada, macabeo, chardonnay

Los vinos blancos con mayor reputación son aquellos que provienen de la malvasía y los de chardonnay. Entre los tintos, aquellos elaborados con castas de origen bordelés como la cabernet sauvignon o merlot.

Todavía hoy, se mantiene la costumbre de poner el nombre de viñas antiguas a las parcelas. Al menos, entre los payeses, industriales o empresarios nativos y los adoptados (alemanes, ingleses...), han posibilitado la devolución de un producto clásico y tradicional de las Baleares como es el vino.


FUENTE: El Mundo Vino/Reportajes/Zonas Vitivinícolas.
http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=12&vs_fecha=200408&vs_noticia=1091525196