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Última actualización [14/06/2004]



El Grifo, bodega histórica y ejemplar de Lanzarote




JENS RIIS

Los viñedos de la isla de Lanzarote son únicos y ofrecen sin duda uno de los paisajes más espectáculares de nuestro planeta. Fruto de la fuerza bruta de la naturaleza -erupciones volcánicas que hace dos siglos y medio cubrieron un tercio de la isla con lava y cenizas- y la determinación e imaginación del hombre que supo sacar provecho del desastre y convertirlo en esta forma tan especial de cultivar la uva. Además, de la mano de la familia Otamendi Rodríguez-Bethencourt y del enólogo Juan Glaría una de esas bodegas, El Grifo, ha conseguido hoy renombre español e internacional.


Viñas de Lanzarote.
Actualmente la denominación cuenta con 15 bodegas y alrededor de 1.500 viticultores que cuidan unas 2.300 hectáreas de viñedo, pero no fue siempre así. Antes de las erupciones del 1730 al 1736, este valle central donde hoy se encuentra la zona vitícola fue la parte más fértil de la isla, dedicada al cultivo de cereales. La furia del volcán Timanfaya cambió todo y dejó parte importante de la isla cubierta de un tortuoso mar de lava y los campos de trigo del valle con una gruesa capa de ceniza de lava negra llamada ''picón'', que como veremos más adelante, se ha convertido en la pieza clave de la extraordinaria viticultura lanzaroteña.


La bodega


Fundada en 1775, sólo 20 años después de los últimos coletazos del volcán, El Grifo es a la vez la más histórica y actual de las bodegas de Lanzarote. En manos de la familia Rodríguez-Bethencourt desde 1850, los actuales propietarios, Fermín y Juan José Otamendi Rodríguez-Bethencourt, han sabido progresar sin perder el encanto especial que tiene tanto los vinos cómo las instalaciones de la antigua bodega.


Pieza fundamental del éxito de El Grifo es el actual equipo enológico, formado por el navarro Juan Ignacio Glaría Yetano y el joven tinerfeño Gabriel Morales.


Glaría, enólogo de gran valía formado en la Universidad de Burdeos junto a otros miembros de una notable hornada española (por allí pasaron Telmo Rodríguez, Angel Anocíbar o Joaquín Gálvez), también ejerce de director gerente. Lleva desde 1997 cómo enólogo de El Grifo y previamente llevaba el proyecto de la puesta en en marcha del viñedo y las instalaciones de Señorío de Otazu en Navarra. Desde su llegada cuando hubo que realizar ampliaciones sobre la marcha, para ubicar la uva del cosechón de 1997, Glaría ha tenido mano libre para trabajar y experimentar. Además de un notable avance en la calidad a base de control del viñedo y una selección muy intensiva de la uva, Juan Glaría ha puesto en marcha nuevos proyectos que incluyen cosas como un tinto dulce al estilo de Oporto, nuevos tintos de crianza y un blanco de malvasía fermentado en barrica.


Parada turística obligada en Lanzarote es la antigua bodega de El Grifo, donde cerca de 50.000 visitantes pasan todos los años por el Museo y la bien dotada tienda de la bodega. Debe mucho al desaparecido artista lanzaroteño César Manrique, amigo de la familia y encargado de transformar la antigua bodega en este bonito Museo. La mano de Manrique se nota no sólo en la antigua bodega, sino también en otros detalles como el ''pájaro'', logotípo de El Grifo, y la etiqueta del blanco semidulce.


La viticultura


Según explica Fermín Otamendi, las bases de la viticultura de Lanzarote fueron creadas por el párroco de Yaiza, quien una vez calmado el volcán participó en los experimentos en busca de nuevos cultivos. Cavando hasta llegar al suelo orgánico, a veces a profundidades de dos metros por debajo del negro picón, los agricultores encontraron en la vid el cultivo más indicado para la nueva realidad de la isla.


La pluviometría de Lanzarote es bien escasa y rara vez llega a los 200 litros del año. El picón de Timanfaya resuelve el problema de la falta de lluvia, atrapando y guardando la humedad de las brisas marinas para el uso de la planta. En estas condiciones la vid prospera, regada por el rocío almacenado en el picón y protegida del efecto secante de los alisios por el hoyo y una pequeña muralla semicircular de lava. El efecto, como se puede apreciar en la foto, es un espectáculo visual y aporta condiciones realmente únicas para el cultivo de la uva.


Enólogo y encargado del cuidado de las 40 hectáreas de viñedo de El Grifo, Gabriel Morales comenta que la viña aquí esta plantada en pie franco, ya que la filoxera nunca llegó a la isla. Antiguamente la malvasía de origen griego era la uva principal de Canarias, pero en el resto del archipiélago los viticultores ''aprovecharon'' la crisis de la filoxera para plantar castas más productivas y fáciles, aunque generalmente sin la finura y calidad especial que da la malvasía en estos suelos volcánicos.


Gracias al volcán, los suelos de la zona son ricos en minerales, pero algo escasos en materia orgánica. La explotación vitícola en Lanzarote es complicada y costosa. El sistema de plantar en hoyos ocupa bastante superficie con una densidad de plantación de sólo 300 a 800 cepas por hectárea y el cultivo es obligatoriamente manual.


Tintos para la polémica

Juan Glaría




Mientras la antigua malvasía se ha adaptado perfectamente al ''nuevo'' sistema de cultivo de Lanzarote, las dos castas tintas autorizadas (listán y negramoll) no han tenido la misma suerte. Según Glaría, aquí estas castas tienen problemas de maduración, no se han adaptado bien y sólo con una cuidadosa selección de uva y una buena elaboración se puede hacer "tintos correctos, nada más".


De hecho hemos podido probar unos cuantos blancos francamente interesantes durante la visita a Lanzarote, pero también se ha visto un nivel más bien discreto en los tintos. Da la impresión que estas tierras pueden (y deben) producir tintos de categoría. Entonces, ¿por qué no hay uvas tintas más aptas en esta isla? Aquí topamos con una vieja polémica: el uso de castas autóctonas ''versus'' las "variedades mejorantes" en el archipiélago canario.


A primera vista, parece más importante producir vinos que merezcan la pena que este empeño en proteger "lo autóctono", pero de momento los tintos de máxima calidad siguen siendo asunto pendiente en Lanzarote.


Cata de algunos vinos de El Grifo


El Grifo Malvasía Seco 2000
100% malvasía. Color dorado pálido. Aromas limpios de frutas tropicales (maracuyá), fruta blanca (pera/manzana) y toques minerales. En boca es seco, sabroso, fresco con buena ácidez y persistencia.

El Grifo Malvasía Semi-Dulce 1999
100% malvasía. Color dorado/amarillo pálido. Aromas de fruta blanca madura, floral, mineral y frutas tropicales. En boca resulta fresco, frutal, con buena acidez y un toque de fruta madura/dulce.

El Grifo Malvasía Dulce 1999
100% malvasía. Color dorado/amarillo pálido. Aromas florales/frutales de fruta blanca madura, minerales/pedregal y frutas tropicales (mango/maracuyá). En boca es muy sabroso, largo con buena acidez y un agradable dulzor. Nada empalagoso.

Moscatel de Ana (vino licoroso de solera)
100% moscatel. Color ambar/caoba. Aromas de fruta muy madura, melosos, notas de crianza, frutos secos, heno fresco, minerales. En boca es dulce pero no empalagoso, equilibrado, largo y muy complejo.


D.O. Lanzarote

Castas autorizadas
Blancas: malvasía (75%), diego, pedro ximénez, moscatel, listán blanca, burrablanca, breval

Tintas: listán negro (90%) y negramoll

Producción anual: unos 3 millones de kilos
Viñedo: 2.300 hectáreas

Fuente: http://elmundovino.elmundo.es