Saber del mundo

Última actualización [09/05/2004]



Las ánforas de vino más antiguas de todo el mundo




HAROLD HECKLE

Anforas de vino en el Mediterráneo.
El doctor Robert Ballard ha dedicado su vida a la exploración subacuática y es un personaje ya mítico: fue el que descubrió hace 16 años los restos del Titanic. Hoy día Ballard encabeza el proyecto Jason, que se centra en un vehículo de investigación subacuática llamado Remotely Operated Vehicle (ROV) Jason. El Jason es un vehículo interactivo capaz de transmitir en vivo por televisión vía satélite, comunicándose así con estudiantes en universidades y museos por todo el mundo. Y con el Jason, hace dos años, descubrió... el vino más viejo del mundo. Fenicio y con tres mil años, nada menos.

Investigador en la prestigiosa Woods Hole Oceonographic Institute (WHOI), en Woods Hole, Massachusetts, Ballard obtuvo su doctorado en geofísica marina en la Universidad de Rhode Island, y realizó gran parte de su trabajo de investigación en el WHOI. En esa época el concepto de las placas tectónicas era muy polémico; Ballard fue uno de los primeros en proponer una investigación submarina a través del uso de submarinos. Finalmente su trabajo contribuyó a probar la existencia de placas tectónicas.


En 1980 Ballard desarrolló técnicas innovadoras que revolucionarían la investigación submarina. Usando tecnología de fibras ópticas empezó a diseñar una nueva generación de robots para la investigación remota que transmitirían imágenes en tiempo real a barcos en la superficie. Esta tecnología atrajo a la Armada norteamericana, que hizo inversiones importantes. El resultado fue un sistema llamado Argo. El gran momento del Argo vendría en 1985 cuando descubrió lo que queda del R.M.S. Titanic en el fondo del oscuro y frío Atlántico del Norte. Una segunda expedición dejaría una placa conmemorativa en memoria de las más de 1.500 personas muertas en el naufragio.


Y ahora, el Jason , con el hizo un descubrimiento sorprendente en 1999 y en el Mediterráneo. Pero la historia se remontaba al 1997: una investigación de la Marina de EEUU descubre lo que parecían ser restos de un naufragio a una profundidad de 400 metros a 30 millas náuticas de Ashkelon. Un reconocimiento por sonar delataba cientos de objetos semicilíndricos arreglados en una forma similar a la de una embarcación. Se entregaron los datos a Ballard, quien inmediatamente se puso en contacto con el arqueólogo Lawrence Stager, de la Universidad de Harvard.


Stager, experto en comercio antiguo, examinó las imágenes y advirtió de que eran objetos bizantinos (no muy interesantes) o de la Edad de Hierro (muy interesantes, claro). Una expedición salió a bordo del Northern Horizon con 55 toneladas de equipo a bordo, incluido el Jason. Al llegar al punto indicado los investigadores lo bajaron y observaron detenidamente las imágenes que les enviaba del fondo del mar. Se podían ver claramente centenares de antiguas ánforas, la mayoría en buen estado, aunque sí, muy, muy viejas. Pero, ¿cómo de viejas? De repente se le iluminó la cara a Stager. Eran fenicias, y eran de vino.


Dos embarcaciones fenicias zarparon de Tiro (hoy en el Líbano), aproximadamente en el año 725 a.C. (eran tiempos de Homero) con rumbo probable a Egipto. A bordo se encontraban más de 400 ánforas de 20 litros, con vino. Es probable que una tormenta causase que se hundieran las dos embarcaciones, cuya forma exacta ya no se puede adivinar debido por la acción sobre la madera de organismos devoradores de materia orgánica. Las dos cayeron al fondo con suficiente suavidad como para romper solamente unas pocas ánforas. La mayoría están intactas, algunas con tapones aún visibles.


Los fenicios fueron los mercaderes más exitosos del mundo antiguo. Fueron los primeros, que sepamos, en rodear Africa en barco. Popularizaron el vino por todo el Mediterráneo. Su alfabeto llegaría a convertirse en el que usarían los romanos y, finalmente, nosotros.


Jason sólo pudo hacer la labor investigadora inicial. Para saber más acerca de este sorprendente descubrimiento, tendremos que esperar a 2003, cuando Ballard regresará con un nuevo y más sofisticado vehículo, el ROV Hercules, que podrá excavar el lugar submarino y obtener valiosa información acerca de los primeros grandes mercantes del vino.


Será muy interesante ver hasta qué punto de sofisticación había llegado el comercio de vinos en esa época. Nos dará un indicio importante relativo al estado del mercado del vino hace tres mil años. Quién sabe, tal vez incluso se pueda saber algo sobre el vino que se comercializaba en esa época. Para amantes del vino, este es un descubrimiento emocionante porque nos une, clara y directamente, con nuestros colegas enófilos de otra época, muy remota.

Fuente: http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=6&vs_fecha=200103&vs_noticia=985333369