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Última actualización [13/05/2007]



Il Bravio Delle Botti, en Montepulciano

Svetlana Kovalyova

Campeones rodando barricas


Con los bíceps hinchados y la concentración arrugando sus rostros, Lorenzo Martire y Giovanni Zorn resoplaban a medida que se adentraban por las callejuelas de la ciudad medieval de Montepulciano (Italia), haciendo rodar por delante de sí el barril de 80 kilos de madera de roble. Se habían entrenado duro para este momento, y el esfuerzo dio sus frutos, dado que, por quinto año consecutivo, se alzaron con el primer puesto en Il Bravio delle Botti, la carrera anual de barriles de Montepulciano, una ciudad toscana famosa por su vino tinto.
Todos los años, hombres en pareja hacen rodar barriles vacíos de vino desde las puertas de la ciudad vieja, construida en lo alto de una colina, hasta la plaza mayor, recorriendo 1.800 metros por las calles estrechas y empinadas entre el clamor de vecinos y turistas.

"¡Son unas vacaciones geniales! La carrera, el desfile, la sensación de estar juntos... Me encanta formar parte de todo esto", dice Martire, un jardinero de 35 años natural de Florencia. Lleva 20 años viniendo a la fiesta de Montepulciano y ha ganado las últimas cinco carreras junto a Zorn, también florentino.

Los comienzos de Il Bravio datan del siglo XIV, y en origen fue la fiesta del santo patrono de la ciudad, San Juan Bautista. Actualmente, se prolonga a lo largo de 10 días (que incluyen fiestas de disfraces, bailes, teatro de calle y opíparos banquetes al aire libre) y culmina con la carrera de barriles de vino el último domingo de agosto.

El festival también proporciona a losprductores de los reputados vinos de Montepulciano una ocasión de promover sus productos, una tarea cada vez más importante en un momento en el que aumenta la presión de los vinos baratos y muy en boga de Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos. La producción de vino y el turismo constituyen aproximadamente el 40% de la economía local y da trabajo a buena parte de las 14.200 personas que viven en Montepulciano y los pueblos de los alrededores.

A pesar de la competencia creciente, Montepulciano ha conservado a sus clientes tradicionales de Italia, Alemania y Suiza gracias a que mantiene su gran calidad. Además, ha conquistado a los amantes del vino de los nuevos mercados, como Estados Unidos, Japón y Europa oriental, según afirma Massimo Romeo, presidente de la organización que agrupa a los cultivadores de vino de la zona, el Consorzio del Vino Nobile di Montepulciano.

En total, las exportaciones supusieron la tercera parte de los 9.000 millones de euros que los vinos italianos generaron por ventas en 2005. Romeo cuenta que las ventas del Nobile di Montepulciano crecieron el año pasado un 17,4%, hasta los cinco millones y medio de botellas, y han aumentado otro 10% en el primer semestre de 2006. "Nuestro vino representa una tradición, una cultura, que los nuevos vinos no tienen. Les falta una personalidad", asegura.

La referencia más antigua que se tiene del vino de Montepulciano se remonta a 789, según la asociación de cultivadores. Varios historiadores locales dicen que los etruscos, que vivieron en la zona hace más de dos mil años, cultivaban uvas parecidas a las de la casta Sangiovese, que se emplean ahora para elaborar los dos vinos más conocidos de Montepulciano: el Nobile y el Rosso.

El Consorzio, en colaboración con los productores del Chianti y el Brunello de los pueblos y ciudades próximos, se ha estado preparando para penetrar en el prometedor mercado ruso y en el gigantesco de China, comenta Romeo. Sin embargo, a pesar de estos proyectos, los cultivadores no tienen intención de multiplicar la producción por miedo a poner en peligro la calidad.

Hay quien ve en Il Bravio un precedente de este deseo de ser únicos. Los historiadores dicen que la celebración originaria solía terminar en una carrera de caballos, que se suprimió en el siglo XVII por razones de orden público. En 1974, un sacerdote local hizo revivir la tradición, sugiriendo sustituir los caballos por barriles de vino. Algunos aseguran que lo hizo porque no quería que el festival de Montepulciano fuera una pálida copia del Palio, la carrera de caballos de la vecina Siena. Otros dicen que lo que pretendía era honrar al vino. De cualquier modo, el vino recibe su homenaje y el lugar especial de la ciudad en el calendario de festividades veraniegas queda garantizado.

"Cuando abras una botella de Montepulciano en tu casa", advierte Romeo, "recordarás nuestra ciudad, sus plazas y palacios, sus colores y sus sonidos. Y, por supuesto, recordarás Il Bravio. Este encanto es nuestro valor añadido".
Fecha de publicación: 06.09.2006

FUENTE: Agencia de Noticias REUTERS
El Mundo Vino/Reportajes/Historia del vino
http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?
vi_seccion=6&vs_fecha=200609&vs_noticia=1157567134