Saber del mundo

Última actualización [07/02/2005]



Del tinacal a la lata




Javier Peralta

En 1946, por disposición del entonces Presidente Adolfo López Mateos, se instaló en Santa María Tecajete, población localizada en el Valle de Zempoala, a 40 minutos de la ciudad de Pachuca, todo lo necesario para iniciar la industrialización del maguey a gran escala. Como producto punta de lanza se anunció "Magueyín", pulque enlatado, al que seguiría la miel de maguey.

Durante 35 años, relata el secretario general del Consejo Estatal de Productores de Maguey y Nopal, Luis Acosta Hernández, no se dio con la fórmula para poder enlatar el pulque o neutle: "Cuando llegaba a las tiendas, ya apestaba".

De manera intermitente, durante tres décadas y un lustro, la enlatadora intentó cristalizar la posibilidad, el sueño de muchos propietarios de magueyeras, que veían con ojos de envidia lo que sucedía en las zonas donde el agave era tequilero.

A decir de Acosta Hernández, para 1981 las instalaciones son cerradas y abandonadas "a la buena de Dios". Transcurren 15 años sin que mano humana toque una maquinaria "que había costado varios cientos de millones de pesos", mientras la producción normal del pulque y el aprovechamiento manual del maguey dejan cada vez menos ingresos a quienes se dedican a esa actividad.

La cancelación del proyecto "Magueyín" coincide con la debacle en la producción pulquera de Hidalgo y, por ende, del país, ya que la entidad aporta el 72 por ciento del pulque que diariamente se produce a nivel nacional.

Clasificado de por sí como una bebida de pobres y para pobres, el neutle pierde terreno de manera espectacular ante la cerveza, los rones y brandis, al tiempo que la industria del tequila florece en la zona de Jalisco.

Al llegar a esta etapa, de acuerdo con el Censo Magueyero, la siembra de esa planta en Hidalgo había registrado su más grave retroceso entre 1960 y 1970, al pasar de 26 mil 42 hectáreas sembradas con este cultivo, a sólo 15 mil 962, cifra que tuvo apenas una leve variación en 1994, con 15 mil 956 hectáreas.

Sin embargo, no todo es negativo: En 1996, a instancias del propio Consejo, se reabren las instalaciones de Santa María Tecajete para industrializar el maguey a gran escala y recuperar, entre otros proyectos, el de "Magueyín".

"Ya descubrimos la fórmula para evitar que el pulque se eche a perder cuando lo enlatamos", asegura Acosta Hernández, de tal modo que afirma que será un hecho que por fin funcione la fábrica construida desde 1946 y que se logre enviar "la bebida de los dioses" al extranjero y al mercado nacional.

Anota que más del 75 por ciento del pulque introducido al Distrito Federal y el área metropolitana, se encuentra adulterado y "es pura porquería química", lo cual, señala, es uno de los factores que ha acabado con la industria de esta bebida a la que, según el dicho popular, "le falta un grado para ser carne".

La lucha contra introductores y casilleros en las receptoras de Pantaco y del Estado de México, "siempre la ganan ellos, amparados por la Secretaría de Salud".

Anota Acosta Hernández que la corrupción está a la vista de todos. "Y luego se quejan de que si el pulque hace daño. Claro que hace daño si lo adulteran con tanto químico, y si de 22 barriles, de 5 mil 500 litros, sacan hasta 66 mil".

Como quiera que sea, el futuro del maguey ya no es el pulque, sino la gran variedad de productos que de esta planta se pude obtener, entre ellos la miel, que día con día gana terreno.

FUENTE:Terra/Estilo de Vida/Noticias
http://www.terra.com.mx/noticias/articulo/015763/pagina2.htm