Mitos y Realidades

Última actualización [22/04/2013]



Mitos sobre el alcohol y la conducción


CHILE

Conoce algunos mitos que existen respecto al consumo de alcohol y los riesgos asociados a la conducción.

Dos personas que beben lo mismo tendrán similar concentración de alcohol en la sangre

Falso: La concentración de alcohol en la sangre depende del metabolismo de la persona, de modo que hay individuos que eliminan el alcohol más rápido que otras personas. Así, podemos encontrar una persona que puede tener un elevado nivel de alcohol y haber consumido muy poco.

  • El alcohol consumido con la comida no se absorbe.

Falso: El beber alcohol con las comidas hace que sólo se retrase la absorción del alcohol. Por el contrario, el ingerir alcohol con el estómago vacío favorece que el alcohol se absorba más rápidamente y sus efectos se inicien antes.

  • Me tomo un café y así estaré en condiciones de manejar

Falso: Sólo el tiempo permitirá que tu cuerpo elimine el alcohol consumido. Un café te puede poner tenso, pero no te mantendrá alerta ni restaurará los sentidos que ya fueron afectados por el consumo de alcohol.

  • Sólo tomaré cerveza y evitaré los tragos fuertes, así podré conducir

Falso: El alcohol es alcohol. Muchas personas que creen en este mito beben más cerveza y se embriagan tanto como si hubiesen consumido tragos más fuertes.

  • Las personas de mayor peso resisten mejor el alcohol y por tanto pueden manejar.

Falso: El primer trago de alcohol ya disminuye tu capacidad de juicio y movimiento. Es cierto que el tamaño del cuerpo influye en cuánto te afecta el alcohol, pero también debes considerar el metabolismo individual, la cantidad de descanso y la última vez que comió. Pero recuerda siempre que si has consumido alcohol, lo mejor es no conducir.

  • Manejaré con la ventana abierta y con la radio bien fuerte para estar alerta

Falso. El alcohol es alcohol. El tiempo es la única manera de disminuir los niveles de éste en la sangre. El viento frío o el agua fría en la cara no devolverá tu estado de alerta, habilidades motoras ni el juicio.

  • Si he bebido, basta con que me vaya despacio

Falso: Beber y conducir no es seguro a ninguna velocidad. De hecho, incluso conducir demasiado despacio te puede transformar en un peligro para el tránsito y también podría provocar un accidente de tránsito.

Otros mitos sobre el alcohol.

  • El alcohol siempre nos pone buena onda, relajados.

El alcohol provoca diversos efectos en las personas; en algunos provoca relajación, en otros somnolencia y descontrol, originando riesgos de violencia y accidentabilidad.

  • Para pasarlo bien hay que beber alcohol

El alcohol produce una “buena onda” temporal, que se termina cuando se acaba el efecto del alcohol en el organismo. Este periodo de “buena onda” puede, en algunos casos, estar seguido por uno de “mala”, donde las personas se “entonan” o se marean, apareciendo conductas impulsivas y arriesgadas, facilitándose estados anímicos negativos (pena, ansiedad, rabia) y estados de confusión mental. Además pueden aparecen molestias corporales como dolor de cabeza y malestar estomacal

  • Una cervecita no hace nada…

Los efectos de cualquier bebida alcohólica en el organismo varían de acuerdo a una serie de factores, tales como peso, edad, haber comido algo o no, factores genéticos hepáticos o antecedentes hereditarios de alcoholismo en la familia, etc. Una cerveza puede llegar a emborrachar a una persona, dependiendo de sus características personales y de las circunstancias en que la bebe. Por ejemplo, consumir una cerveza, o estar bajo el efecto de alcohol, disminuye la capacidad de respuesta motora, retardando los reflejos y aumentando el riesgo de accidentes, por lo tanto, Si alguien bebe, No debe conducir.

  • El que sabe tomar es el que puede ingerir grandes cantidades de alcohol y no curarse

Mientras más alcohol bebemos, más cuesta obtener los mismos efectos. Ello sucede porque nuestro organismo generalmente se vuelve tolerante al alcohol, es decir, se acostumbra. Mientras más tolerancia y acostumbramiento al alcohol, mayor es la dependencia al mismo. Por eso, al contrario de lo que popularmente se cree, en el sentido de que quien no se emborracha aunque haya bebido en exceso es muy “macho” o “chora”, solo es un signo de que el organismo ha desarrollado una mayor tolerancia al alcohol.

  • La venta de alcohol está permitida a menores de 18 años

El alcohol es una sustancia cuya venta a menores de 18 años es ilegal, debido a que sus efectos y consecuencias se intensifican en edades tempranas.

  • Beber alcohol te ayuda a dormir mejor

Cuando una persona bebe mucho alcohol puede ocurrir que duerma más, pero no mejor. El tipo de sueño producto del alcohol no es el mismo que el sueño normal. La persona que ha bebido tenderá a despertarse cansado y nervioso ya que el sueño no ha sido reparador. El alcohol (y los tranquilizantes) disminuye la capacidad del cerebro de soñar.

  • Todos lo pasamos bien cuando nos emborrachamos

El alcohol desinhibe los impulsos, disminuye los reflejos y pone “lento” al que bebe. Al principio puede parecer divertido emborracharse, pero generalmente esto lleva a comportarse en forma inadecuada, a veces grosera o desinhibida. El consumo de alcohol puede alterar el funcionamiento normal del organismo, provocando vómitos y mareos. Es muy probable que las personas que lo ingieren en exceso se expongan a situaciones que no puedan manejar.

  • La cerveza con limón quita el resfrío

El limón tiene vitamina C, y la cerveza actúa como diurético. Quizás en esos principios se funda esta creencia, pero lo cierto es que el alcohol de la cerveza puede provocar, en una persona resfriada, más efectos negativos, causándole mareos, somnolencia, dolor cabeza, y atontamiento, etc., debido a los efectos depresores del alcohol en el sistema nervioso, todo lo cual le puede empeorar el resfrío.

  • Alguien que se cura solamente los fines de semana no corre el riesgo de llegar a ser enfermo alcohólico

Una persona que se embriaga los fines de semana, es un bebedor problema, que puede desarrollar en un futuro cercano, alcoholismo.

Existen distintos tipos de bebedores. El bebedor social o normal no depende del alcohol para alegrarse, desinhibirse o comunicarse. y cuando bebe no se embriaga.

El bebedor problemático sin dependencia, bebe alcohol durante actividades que son físicamente peligrosas, tiende a embriagarse frecuentemente y suele tener problemas con su entorno por el consumo (pareja, familia, estudios, etc.) y a veces con la ley.

El tercer tipo es el bebedor problemático con dependencia (alcohólico). Bebe frecuentemente, tendiendo a la embriaguez. Cuando detiene el consumo, tiene síntomas físicos de abstinencia, ansiedad, dolor de cabeza, malestar general, irritabilidad, etc. siente un deseo intenso de beber y emplea gran parte de su tiempo en actividades relacionadas con el consumo, A través del tiempo la persona ha tenido que aumentar la dosis de alcohol para lograr el mismo efecto.

  • Una intoxicación grave con alcohol no puede producir un paro cardiaco y la muerte

Si la intoxicación es grave, existe un alto riesgo de mortalidad ya que puede causar parálisis respiratoria y compromiso cardiovascular. Una intoxicación menos aguda puede provocar pérdida de conocimiento, dificultar la respiración, producir gastritis crónica, hemorragias y alterar el funcionamiento general del hígado, provocando un daño celular que se traduce en hepatitis alcohólica y finalmente en cirrosis hepática.

FUENTE:      SENDA/Gobierno de Chile, Ministerio del Interior y Seguridad Pública.

http://www.senda.gob.cl/campanas/el-que-maneja-no-toma/mitos/