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Última actualización [09/11/2009]



Predictores De Abuso De Alcohol En Adolescentes. Mitos Versus Evidencia Empírica


ARGENTINA

Desde el año 2003, con motivo del proyecto de investigación de CONICET "Factores familiares y de personalidad. Su relación con el abuso de alcohol en adolescentes", se ha trabajado con un total de 900 adolescentes de escuelas de distinto nivel socio-económico (NES) de la Pcia. de Bs. As. El objetivo del presente trabajo es revisar aquellos resultados alcanzados hasta la fecha que contradicen algunos mitos y prejuicios ampliamente compartidos por la sociedad en general, incluyendo profesionales de la salud. La evidencia empírica que se presenta resulta del análisis de los datos obtenidos durante la primera etapa de la investigación en la cual colaboraron de manera voluntaria y anónima 591 adolescentes a los que se aplicó una batería de instrumentos adaptados a nuestro medio. Los datos fueron analizados con estadísticos descriptivos, Chi cuadrado, análisis de correlación (r de Pearson), ANOVA y regresión logística. Se presentan las limitaciones y alcances de este estudio.

 

Introducción

Los estudios epidemiológicos realizados en nuestro país (Sedronar, 1999, 2001, 2003; Miguez, 2003) permiten concluir que el alcohol es la sustancia más consumida, la más abusada y la más fuertemente asociada a los denominados "problemas derivados del uso indebido de sustancias" (UIS). Se ha observado que el 8.2% de los individuos que concurren a las salas de emergencia de hospitales públicos del país, deben su ingreso al consumo de alguna sustancia psicoactiva (SPA).

 

Y la sustancia de mayor impacto en el sistema de atención de emergencias en el país es el alcohol: el 83.7% de los sujetos que ingresan en las salas de emergencias por el consumo de alguna SPA debe la situación de urgencia (sobredosis, abstinencia, accidentes y violencia) al consumo de alcohol (Sedronar, 2004).

 

Pero el dato preocupante lo constituyen los jóvenes.

 

Una encuesta realizada en escuelas secundarias de todo el país (n=62700), muestra que 6 de cada 10 estudiantes entre 13 y 18 años ha ingerido alcohol y el 27.3% de los estudiantes dijo haberse emborrachado en el último mes (Sedronar, 2005). Este dato no es nuevo y coincide con hallazgos previos (Miguez, 2003; Sedronar, 1999).

 

A partir de este preocupante escenario es que, tanto en el ámbito nacional como internacional, han proliferado los estudios tendientes a esclarecer los motivos del abuso de alcohol. Un sinnúmero de investigaciones permiten concluir que no existe un único factor capaz de explicar el consumo perjudicial de esta sustancia, sino factores que producen un aumento (factores de riesgo) o disminución (factores protectores) en la probabilidad de ocurrencia de tal conducta.

 

La investigación psicológica se ha centrado en un primer momento en la indagación de los rasgos de personalidad asociados al abuso de alcohol. Se observó que la irritabilidad, actividad, impulsividad y sociabilidad en adolescentes funcionan como predictores de abuso en adultos tempranos (ver Wills, DuHamel y Vaccaro, 1995 para una revisión). Los estudios realizados (Roberti, 2003; Wills, Vaccaro y McNamara, 1992; Zuckerman y Black, 1990) muestran también que entre los diversos rasgos de personalidad se destaca, por su capacidad predictiva y explicativa, la Búsqueda de Sensaciones, rasgo definido como la necesidad de experiencias variadas, novedosas y complejas, y una tendencia a involucrarse en situaciones de riesgo para lograr tales experiencias (Zuckerman, Eysenck y Eysenck, 1978).

 

En los últimos años la mirada se ha extendido desde los estudios de personalidad hacia las variables familiares, surgiendo con fuerza una nueva línea de investigación en la que se considera que la familia cumple un rol fundamental a la hora de explicar conductas prejudiciales tales como el abuso de alcohol (ver Schmidt, 2007 para una revisión).

 

Desde los modelos teóricos, se proponen diferentes

variables familiares como factores protectores y de riesgo. Los clásicos estudios (ver Coleman, 1994 para una revisión) muestran que el consumo parental es el factor más importante para inducir al joven a experimentar con esta sustancia, advirtiendo sobre los efectos del modelado. Pero con excepción de este resultado, predomina la inconsistencia empírica, la falta de precisión conceptual y los problemas metodológicos (algunos de tales problemas serán retomados en la conclusión).

 

Diversos estudios reportaron asociaciones entre el consumo de sustancias y la falta de comunicación familiar o el tipo de disciplina que se impone desde los padres (ver Denton y Kampfe, 1994 para una revisión). En otros, encontraron que la falta de soporte parental y la falta de cercanía emocional podría actuar como factores de riesgo (ver Anderson y Henry, 1994 para una revisión). Williams (1999) señaló que una menor cohesión y adaptabilidad, menor comunicación positiva y menor satisfacción familiar se asocian al uso de sustancias.

 

Lo que deja entrever esta heterogeneidad de resultados es la enorme dificultad que existe a la hora de

intentar replicar los mismos.

 

El objetivo de este trabajo es revisar aquellos resultados alcanzados hasta la fecha en el proyecto de Conicet "Factores familiares y de personalidad. Su relación con el abuso de alcohol en adolescentes", que contradicen algunos mitos y prejuicios ampliamente compartidos por la sociedad en general y por los profesionales de la salud.

Se anexa investigación completa en pdf.

FUENTE:
 Scielo/Argentina http://www.scielo.org.ar/pdf/anuinv/v14/v14a22.pdf