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Última actualización [08/01/2006]



La investigación social y cultural del alcoholismo



Esta información forma parte del artículo: Aspectos culturales del consumo de sustancias adictivas.

Dr. Luis Berruecos Villalobos

MEXICO
Son varios los trabajos que deberíamos citar en torno a los inicios de la investigación social y cultural del alcoholismo. Sin embargo, sólo mencionaremos de manera breve los de Horton (1943), quien analizó la personalidad y la cultura como partes integrantes de un mismo fenómeno, destacando el alcohol y su función en diversas sociedades, afirmando que el grado de ingestión varía de cultura en cultura: hay excesos donde se produce ansiedad por la inseguridad en la subsistencia, aunque también en sociedades desarrolladas el alto grado de urbanización provoca desorganización y genera estrés y ansiedad. La generación de estrés es limitada, en ocasiones por el castigo social que limita los excesos en el consumo (véase Honigmann, 1965). Otros autores, como Field (1962), mantienen que el exceso debe analizarse en función de una organización social débil y difusa más que en relación con las ansiedades derivadas socialmente.

De nuevo, Honigmann (1967) afirma que las diferencias en la ingesta se deben a que las formas de beber se convierten en patrones sociales y que las expectativas en torno al alcohol también varían en cada cultura, analizando el caso de los kaska y navaho, el estilo francés de la ingesta, el de los indios mohave o el de los habitantes de Chichicastenango, en Guatemala, o los chamula en Chiapas.

Otros autores, como Westermeyer (1971), afirman que el alcohol es empleado dentro de un contexto social rígido, mientras que Pawlak (1973) aclara que el alcohol es un depresor con potencial de sobredosis y que es causa, en muchas culturas, de graves conflictos sociales. Por su parte, Chafetz y Demone (1962) enfatizan las actitudes autodestructivas de los que ingieren en exceso, mientras que Snyder y Landman (1951) comparan los patrones de ingesta entre las culturas judía e irlandesa. Bales (1942) ya ha señalado que existen diferentes tipos de estructura social como factores curativos en la adicción al alcohol.

En la discusión en torno a las características socioculturales de la ingesta de bebidas alcohólicas, conviene recalcar los trabajos de Devereux (1940) y Bunzel (1940) en cuanto al rol y funcionamiento del alcohol en dos culturas centroamericanas; Pittman y Snyder (1962) en los aspectos comparativos culturales y Graves (1966, 1967 y 1970) en relación con el análisis de conductas desadaptadas como la alcohólica, que presumiblemente abarca problemas de estrés psicológico. Cabe mencionar que dentro de la población en general, el alcoholismo, como mencionan Beck et al. (1976:66-77), es un factor predisponente hacia las tendencias suicidas.

Por último; Lomnitz (1973) analiza las formas de vida en la barriada de la Cerrada del Cóndor, en la Ciudad de México, y demuestra cómo las redes de intercambio constituyen un mecanismo efectivo para suplir la falta de seguridad económica que prevalece en la barriada y donde el alcohol juega un papel preponderante.

Es muy importante, como puede desprenderse de esta rápida revisión de la literatura, que deben considerarse tanto las variables socioculturales en el estudio de problemas de alcoholismo y farmacodependencia, como la necesidad de planear de antemano las investigaciones sobre esos aspectos (Berruecos, 1974 b:1). Por último, cabría citar que los pocos esfuerzos que se llevan a cabo en materia de prevención, rehabilitación y tratamiento, ahora están considerando, por fortuna, algunos de los puntos que hemos resaltado en esta presentación (Berruecos. 1975:5).

A lo largo de esta exposición, hemos visto cómo los factores sociales y culturales tienen mucho que ver con el problema de la ingesta inmoderada de bebidas alcohólicas y de otras sustancias adictivas, por lo cual esperamos dejar así aclarada la idea de la diferencia entre el uso y el abuso en cuanto a uso moderado e inmoderado u ocasional y la propia dependencia, así como también la idea de que este fenómeno de patología social también debe analizarse desde la perspectiva no sólo orgánica, sino también sociocultural.
Continuará la próxima semana.................

FUENTE: Revista “Liberaddictus”, Número 88, Noviembre-Diciembre, 2005.