Información Científica

Última actualización [01/01/2006]



Enfoques teóricos sobre los aspectos culturales del problema del consumo del alcohol



Esta información forma parte del artículo: Aspectos culturales del consumo de sustancias adictivas.

Dr. Luis Berruecos Villalobos

MEXICO
De cualquier forma, queremos enfatizar en las definiciones de tipo social así como en las características culturales del fenómeno del alcoholismo y el abuso del alcohol, para finalizar con una discusión breve acerca del mismo como enfermedad social. Así, Laforest (1976:75) concibe el alcoholismo como una desviación social en tanto que se sale de las normas establecidas de ingestión por la propia comunidad. El estatus socioeconómico, la medida de la anemia, la exposición de los modelos desviados de comportamiento y otros indicadores, caracterizan, según los sociólogos, el estado de control social en cuanto a que determinan de mejor manera la aparición de la desviación alcohólica.

Por otra parte, Gosselin (1977:5) sostiene en su paradigma socio-demográfico, que es importante analizar, entre otras cosas, el modelo de consumo de alcohol de los padres, la edad de inicio en las bebidas alcohólicas y la edad en la que el consumo se vuelve crítico; el tiempo empleado en consumir bebidas, el lugar y frecuencia del consumo del alcohol; la edad de los individuos en tratamiento; la edad del sujeto en el primer tratamiento y el número de admisiones sucesivas. Según el autor, el fenómeno debe verse como desviación alcohólica de comportamientos sociopsicológicos que se desarrollan en un proceso de desintegración social progresiva, misma que se manifiesta por el deterioro de las relaciones interpersonales y coloca al alcohólico en una situación de enajenación social cada vez más pronunciada. Así, el comportamiento del retraimiento del alcohólico juega entonces y de algún modo, el rol de un mecanismo de defensa definido y previsto en el sistema sociocultural.

Uno de los más recientes enfoques sobre el alcoholismo que ha permitido comparar las prácticas de la ingestión de alcohol y los problemas ocasionados por su consumo excesivo en diferentes sociedades y culturas, es el ofrecido por la Sociología conjuntamente con la Antropología (véase Berruecos, 1994). Al parecer, el alcoholismo es menos problemático en aquellas áreas donde las costumbres, los valores y las sanciones están bien establecidas dentro de un marco cultural homogéneo, conocido y compartido por los habitantes y que, además es consistente con la propia cultura. Por otra parte, en algunos grupos existe la ambivalencia hacia el alcohol y es en éstos, precisamente, en los que no se cuenta con reglas preestablecidas. Algunos factores interesantes que deberían estudiarse, se refieren a la exposición temprana de los niños al alcohol, al contenido de alcohol en las bebidas más usuales, a la consideración de éstas como alimento y su consumo usual en las comidas, al comportamiento de ingesta de los padres, a la importancia moral atribuida al hecho de beber, al asociar el beber con conceptos de virilidad, a la aceptación social de la abstinencia, a la no-aceptación de la intoxicación alcohólica y a las reglas de beber social (NIAAA, 1972:16).

El alcoholismo ha sido considerado, por muchos expertos en farmacodependencia, como el principal problema de drogas de muchos países. Entre los factores socioculturales que se encuentran vinculados a la clase de bebida, la cantidad y la frecuencia, identificamos los siguientes: edad, sexo, grupo étnico de pertenencia, afiliación religiosa, nivel de educación, estrato socioeconómico, ocupación, grado de urbanización y factores conductuales, tales como las experiencias de la infancia y los contactos con bebedores y no-bebedores (NIAAA, 1971:21-22).

Las causas sociales del alcoholismo han sido objeto de interés para las ciencias sociales, lo que ha dado lugar a recientes investigaciones en el campo de la Sociología y la Antropología. Las ideas que predominan apuntan hacia el hecho de que las dificultades inherentes al modo de vida se manifiestan en las ansiedades y los conflictos individuales (Honigmann, 1967:353).

Se ha dicho, por ejemplo, que el alcohol permite reducir la tensión y la ansiedad, pero paradójicamente, la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas puede producir nuevas ansiedades, dado que la intoxicación libera impulsos sexuales y agresivos. Las sociedades desarrollan, dentro de su marco cultural, convenciones y patrones sociales alrededor de la bebida, para protegerse de la ansiedad provocada por la ingestión. Beber es una respuesta a las tensiones individuales, pero la amenaza del castigo social restringe la ingestión excesiva. En comunidades donde hay inseguridad en la subsistencia, la ingestión será excesiva.

Otro indicador de ansiedad, se ha visto, es el contacto con otro modo de vida lo que altera la propia organización social del grupo: reacciones fuertemente negativas hacia la agresión y la sexualidad, restringen la ingestión alcohólica. Así, beber provee de un mecanismo de adaptación al estrés socialmente engendrado y cuando la ingestión amenaza con producir más estrés social, hay limitantes sociales que aparecen en escena. También es importante mencionar el caso de las comunidades aisladas que, sin utilizar alcohol, cuando entran en contacto con otras comunidades, acaban por aceptarlo rápidamente.

Hay algunos autores que han analizado diversas variables relacionadas con el alcohol, tales como la inmigración y la aculturación (Blane, 1977:1324), la tendencia a considerar el alcohol como una enfermedad no individual sino social y familiar (Filstead, 1977:1447); los aspectos sociodemográficos básicos, los hábitos de ingesta del bebedor, la disposición del bebedor hacia el tratamiento (Paine, 1977:545); analizar si beber es una actividad primariamente masculina o femenina (Paine,op,cit:53) o los aspectos sociopsicológicos del alcoholismo (Wuthrich, 1977:881). De cualquier forma, los autores afirman que lo importante es analizar la estructura social en la que se bebe y las sanciones contra este comportamiento por parte de la sociedad. Los problemas de la ingestión que aparecen dentro de un contexto social, no deben verse nunca como síntomas privados del bebedor, sino como reflejo de la estructura social en la que éste vive.

Otros investigadores han encontrado fuertes relaciones entre los factores socioculturales de los bebedores y los patrones de consumo (Cahalan et al., 1969). En otros trabajos, hemos expresado la necesidad de explicar estos problemas desde diferentes ángulos considerando algunos indicadores que en general no han sido considerados en investigaciones hechas sobre el problema (véase Berruecos, 1974 c:9).
Continuará la próxima semana.................

FUENTE:         Revista “Liberaddictus”, Número 88, Noviembre-Diciembre, 2005.