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Última actualización [30/01/2019]



Características de los hijos adultos de alcohólicos, como resultado de experiencias obsoletas.

Mireya M. Gómez Coronel

FUENTE: GESTALNET

El alcoholismo es una enfermedad familiar que daña a quienes viven en compañía de un alcohólico. Los miembros de una familia se encuentran involucrados emocionalmente con la persona adicta, como de hecho lo estarían con cualquier otro familiar cercano que se enfermara, pero en el caso del alcoholismo, la implicación es más profunda, dado que este padecimiento afecta física, mental y espiritualmente a todos aquellos con quienes tiene contacto.

 

Los alcohólicos, además de ser víctimas, tienen una influencia adversa sobre aquellos con quienes se relacionan. Las personas más cercanas son las que sufren más. La familia del alcohólico padece los efectos del alcoholismo pues se ve afectada, por ejemplo, cuando despiden al alcohólico de su trabajo, cuando el ingreso familiar se gasta en la bebida, o cuando los parientes y amigos evitan al adicto y a su familia. Los miembros resultan afectados por la impredecible conducta del alcohólico, por el temor de que situaciones desagradables se repitan, por la angustia, por la vergüenza y, con el tiempo, también ellos se enferman

emocionalmente.

 

Es importante señalar que, en un hogar donde existe alcoholismo, la conducta del padre adicto se ve afectada por las sustancias que ingiere y la conducta del padre no alcohólico se ve también afectada por la reacción emocional continua ante el alcohólico. En este tipo de hogar, queda poca energía para satisfacer las necesidades físicas y emocionales de los hijos, que se contagian de la enfermedad familiar. Cuando crecen, si carecen de la orientación y de la ayuda adecuadas, corren el peligro de convertirse a su vez en alcohólicos, en neuróticos, en cónyuges de alcohólicos, o bien de presentar por lo menos trastornos de personalidad.

 

(VER INVESTIGACIÓN COMPLETA EN EL PDF ADJUNTO)