Educación y Prevención

Última actualización [11/12/2018]



¿Debo evitar beber licor delante de mis hijos?


FUENTE: Semana/Salud/Instituto de Estudios sobre Alcohol.

COLOMBIA

Teniendo en cuenta que los padres son modelo para los pequeños, muchos de ellos se preguntan ¿cómo ser ejemplo en casa para evitar que más tarde ellos abusen del alcohol? Responde el médico psiquiatra José A. Posada Villa. Evite beber licor delante de los hijos. Así lo afirman los autores de una investigación publicada hace dos meses por el Instituto de Estudios sobre Alcohol (IAS) del Reino Unido sobre el efecto negativo que tiene el consumo de estas sustancias en presencia de los niños y que tuvo amplio despliegue en los medios de comunicación a nivel internacional.

Lo que más llama la atención del informe es que no se refiere a algo tan evidente como la incompatibilidad de la embriaguez con la crianza responsable.

 

El estudio muestra que así los papás no tomen regularmente grandes cantidades de alcohol, los hijos perciben cambios en su comportamiento que generan un impacto negativo evidente. Incrementa en los niños el riesgo de sentir ansiedad (11 por ciento), vergüenza (18 por ciento), relaciones conflictivas (7 por ciento), incertidumbre (8 por ciento), descuido (12 por ciento) y cambios en la rutina para ir a dormir (15 por ciento). En estas circunstancias, los niños no consideran a los padres unas personas dignas de admiración y de ser imitadas.

 

Ver a los padres ebrios también aumenta el riesgo de que los niños inicien el consumo de alcohol a edad temprana y los adolescentes aumentan al doble las probabilidades de emborracharse y convertirse en bebedores compulsivos.

Para los niños, los modelos a seguir son fundamentalmente los padres, los maestros y los amigos. Los hijos ven el ejemplo, positivo o negativo, como un patrón para la forma en que afrontarán la vida. Lo que los padres hagan o dejen de hacer, puede actuar como un factor de protección o un factor de riesgo para el consumo de licor.

A medida que los niños se van acercando a los años de la adolescencia, empiezan a experimentar cambios emocionales y físicos que muchas veces no son fáciles de manejar. Durante esa etapa, algunos pueden empezar a experimentar con el alcohol.

 

Una de las razones por las que los jóvenes consumen alcohol, es que esta sustancia produce cambios en el estado de conciencia. Por supuesto hay muchas y mejores maneras de lograr nuevos estados de conciencia que permitan salir de la rutina de la vida diaria: ir a un concierto, bailar, practicar un deporte, leer, meditar, enamorarse, viajar, ir al cine o al teatro, participar en actividades religiosas. La lista es casi infinita e incluye todas las actividades en las cuales los muchachos invierten la mayor parte de su tiempo, su energía y su dinero y esto quiere decir que cambiar el estado de conciencia es algo que a los jóvenes les gusta. ¿Por qué a veces escogen el alcohol? La publicidad, el ejemplo de los padres, la presión de grupo de los amigos y compañeros y la herencia también están en juego.

 

Vale la pena recordar que, independientemente de lo que los padres puedan enseñar a sus hijos sobre el consumo de alcohol, algunos factores genéticos están presentes desde el nacimiento y no pueden modificarse. Los genes influyen en el desarrollo de los comportamientos de consumo de diversas maneras. Algunas personas tienen una respuesta natural y desagradable al alcohol que les ayuda a evitar que tomen demasiado. Otras tienen una tolerancia naturalmente alta al licor, lo que significa que, para sentir sus efectos, deben beber más que otros. Algunos rasgos de personalidad son genéticos, y aquellos, como la impulsividad, pueden poner a un joven en riesgo de abusar de esta sustancia. Hay trastornos psiquiátricos que tienen un componente genético y tales problemas pueden aumentar el riesgo de abuso de alcohol.

 

Hay dos caminos posibles para la prevención del consumo: Uno de ellos es enseñarles a los jóvenes a satisfacer sus necesidades y deseos sin recurrir al licor.

 

El otro es mostrarles la manera de establecer buenas relaciones con esta sustancia de modo tal que, cuando sean mayores y decidan eventualmente tomar alcohol, puedan ser consumidores ocasionales y no bebedores compulsivos.

 

Los hijos aprenden al observar el comportamiento de los adultos. Por lo tanto, se requiere que sean personas dignas de ser imitadas, reconociendo que el problema no es el alcohol, sino el abuso del alcohol.

 

La idea no es dejar de disfrutar un trago de manera responsable en compañía de la familia. Lo importante es disponer de la información necesaria para ayudar a los hijos en estas situaciones. Esto se logra si se muestra que los adultos pueden disfrutar del alcohol sin afectar a las personas que lo rodean y que el alcohol es solo para adultos porque sus cuerpos ya han terminado de madurar.

 

Los niños detectan fácilmente la hipocresía y obtienen el máximo provecho de los padres que demuestran coherencia entre sus acciones y sus valores. Tener una actitud honesta, pero sin estimular o satanizar el tema es de vital importancia para proteger a los muchachos.

 

Algunos padres se preguntan si permitir que sus hijos beban en el hogar los ayudará a desarrollar un manejo adecuado del alcohol. Según la mayoría de los estudios disponibles, esto no es así. En cambio, es menos probable que los adolescentes beban mucho si viven en hogares donde los padres tienen reglas específicas contra el consumo de alcohol a una edad temprana y también si ellos mismos beben de manera responsable. En general, las investigaciones sugieren que las actitudes permisivas hacia el consumo de alcohol entre los adolescentes, particularmente cuando se combinan con una comunicación deficiente y ejemplos de comportamiento poco saludables, pueden llevar a los jóvenes a problemas con el alcohol.

 

Ser amorosos, dar ejemplo y mostrar unas expectativas claras sobre el comportamiento esperado en los hijos es la clave para protegerlos.