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Última actualización [29/11/2004]



"Mujer y Adicción"



Dra. Mercedes Ivelisse Germán
República Dominicana
Cuando hablamos de adicciones en la mujer, se nos presenta el problema de la escasez de datos que existen en el país. Esto se debe, en parte a la falta de estudios sistemáticos en todas las áreas de investigación, inclusive el área de las adicciones.
Pero en el caso específico de la mujer, intervienen factores muy ligados a la incomprensión sobre el tema de la adicción, y a las expectativas sociales que rodean a la mujer.
El consumo excesivo de alcohol y tabaco, el uso y abuso de otras drogas - especialmente drogas prescritas como sedantes y tranquilizantes menores es una práctica muy extendida entre las mujeres. Esta es una realidad que no se admite y que la mayor parte de las veces se oculta, a pesar de que en nuestra época existe una cierta liberalidad para ese consumo.
De acuerdo con una publicación de 1992 del Center for Substance Abuse Treatment (CSAT), en los Estados Unidos 921,000 mujeres jóvenes y más de 50,000 adolescentes abusaban del alcohol, 4.4 millones de mujeres por encima de 12 años habían usado una droga ilícita y 1.3 millones usaron drogas psicoterapéuticas por razones no médicas.
No obstante este reporte, lo más importante es el señalamiento sobre la limitación de la encuesta en conseguir respuestas a preguntas concernientes a cualquier sustancia, particularmente drogas ilícitas, dado el estigma que la sociedad confiere a su uso, especialmente en las mujeres. Esto es importante, pues las cifras de consumo son subestimadas, lo que hace difícil conocer el riesgo y el problema del abuso real de estas sustancias.
Los estudios señalan que la adicción en la mujer se va constituyendo en un problema sanitario inquietante.
El uso de tabaco, alcohol y otras drogas, no sólo afecta negativamente la salud, sino que en el caso de la mujer embarazada afecta todo el proceso de la reproducción, desde la fecundación, el embarazo y el parto, hasta la lactancia y el desarrollo del niño.
La National Association for Prenatal Addiction Research and Education de E.U.A. ha estimado que cada año nacen 375.000 niños de madres que abusan de drogas. Esto ni incluye alcohol ni tabaco, lo que eleva considerablemente esta cifra.
Las consecuencias del abuso de drogas en mujeres son múltiples, entre ellas podemos mencionar los niños que nacen con síndrome de abstinencia, muerte por hepatitis o cirrosis, un 50% mayor de probabilidad de sufrir cáncer de mama, accidentes domésticos, promiscuidad sexual o prostitución que conlleve a HIV y problemas de salud mental entre otros (Forselledo, 1996).
Dado que en nuestro país no contamos con estudios epidemiológicos amplios sobre el consumo de sustancias en la mujer, nos referiremos a la encuesta sobre prevalencia de drogas y actitudes en la República Dominicana urbana, preparada por Juttkowitz y colaboradores en 1992 para la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos. Esta publicación muestra que existía una mayor probabilidad de uso de drogas ilícitas entre los hombres que entre las mujeres, en tanto que éstas mostraban una mayor probabilidad que los hombres de haber consumido productos farmacéuticos.
Si bien sabemos que el alcohol es la sustancia más comúnmente abusada por la población en general, incluyendo a las mujeres, y que el consumo de drogas ilegales tiende a incrementarse, es importante ampliar sobre el uso de drogas de prescripción médica, recetadas o no.
Estudios señalan que la posibilidad de usar medicamentos no recetados es mayor entre las mujeres que entre los hombres, y que las mujeres no son más propensas que los hombres a recibir recetas en dosis excesivas, lo cual puede ser explicado si consideramos que son utilizados para aliviar la tensión sin sufrir el rechazo de la sociedad.
De acuerdo a investigaciones realizadas en el Center for Substance Abuse Treatment, el 70% de las recetas para tranquilizantes, sedantes y estimulantes es indicado para mujeres. Asimismo, se verifica que las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar una adicción a drogas prescritas en combinación con el alcohol.
Considerando el riesgo que representa para la salud el consumo de drogas de prescripción médica combinadas con alcohol, así como las crónicas dificultades existentes en nuestro país en cuanto a la supervisión de los medicamentos controlados, se concluye que estamos frente a una verdadera señal de alerta. Esto se agudiza si tomamos en cuenta que, debido a que las mujeres tienen mayor cantidad de grasa corporal y menos cantidad de agua que los hombres se intoxican, más rápidamente que ellos (Madrigal, 1993).
En República Dominicana, la carencia de datos nos lleva a desconocer las características psicosociales de la mujer adicta, sus motivaciones y el riesgo que envuelve el desarrollo del consumo. Sabemos que las variables sociales, psicológicas y genéticas son significativas para el desenvolvimiento de la adicción. Estudios, por ejemplo sobre el alcohol, muestran que la alta ocurrencia de alcoholismo en la familia de origen -particularmente en los padres- sugiere vulnerabilidad genética para la ocurrencia de alcoholismo. Ganberg y Lisansky, citados por Casco y Natera (1993), consideran que determinados eventos de la vida, tales como pérdidas de un ser querido, divorcio, pérdidas de funciones fisiológicas, abortos, etc. también influye en el inicio de la ingesta excesiva de alcohol.
Las características psicológicas que se han descrito en las mujeres alcohólicas señalan que poseen una personalidad adulta inadecuada, con fuertes sentimientos de rechazo, soledad y tensión. Muestran tendencia a ligarse con parejas cuyo consumo de alcohol es fuerte, generalmente agresivos, que abusan de ellas física y sexualmente.
Con relación a la violencia, que adquiere dimensiones alarmantes en toda la sociedad, en el caso de la mujer la proporción es sorprendente. En una revisión de investigaciones publicadas, los reportes de abuso físico, sexual y/o emocional entre mujeres en tratamiento es altamente significativo. A pesar de los pocos datos disponibles sobre los efectos de vivir en un ambiente violento, se lo ha asociado con patologías como trastorno por stress post traumático, depresión, y trastornos inducidos por sustancias consumidas como una manera de "eliminar" ellas mismas un ambiente arriesgado e inseguro.
El impacto psicológico de la violencia en la mujer contribuye a una baja autoestima, a sentimientos de ansiedad, culpa y miedo, los que pueden ser "aliviados" con el uso de alcohol y otras drogas, constituyéndose en un mecanismo de escape.
Es relevante mencionar la posibilidad de una patología psiquiátrica como elemento primario al desarrollo del abuso de alcohol y/o otras drogas. Como factor previo, puede existir un trastorno psiquiátrico que contribuya al abuso como forma de "automedicación". Por este motivo es importante detectar trastornos duales (coexistencia de abuso de sustancia con un trastorno psiquiátrico).
Características genéticas, psicológicas y socioculturales interactúan en la formación de nuestra personalidad y por lo tanto en la forma de manifestarse esta enfermedad. Hombres y mujeres son diferentes, por lo que en el momento de plantearse intervenciones se hace necesario conocer las diferencias.
El proceso de la adicción en la mujer es complejo y aumenta cada día en mujeres con autoestima baja. Producto de la impotencia y descontrol, se aíslan, pierden oportunidades, dejan hijos abandonados y desprotegidos y sufren la vergüenza de no atreverse a buscar ayuda profesional. Para entenderlo urge conocer la problemática, los factores y riesgos, para así poder ofrecer servicios de educación, prevención y tratamiento tan necesarios para mejorar la calidad de vida de la mujer y por ende de nuestra sociedad.

FUENTE: Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas
http://www.cicad.oas.org/