ESPAÑA

Las consecuencias de la crisis amenazan con pasar factura a la salud por el incremento del paro y de las cargas económicas a las que se ven sometidas las familias

Esta semana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifestó su temor a que la debacle económica propicie un aumento del 'abuso del alcohol', un problema por el que 690 gallegos tuvieron que ser ingresados en el hospital durante el 2007, según la última encuesta de Morbilidad Hospitalaria del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Galicia se situó así como la cuarta comunidad con mayor número de altas hospitalarias por dependencia o por psicosis alcohólica, un trastorno mental que aboca a la pérdida de memoria. Por delante figuran Cataluña, con 25.779 ingresos; Madrid, con 24.771, y Valencia, con 12.090.

A largo plazo

Pese a estimar que las estadísticas tardarán años en reflejar los efectos perniciosos de la crisis en esta dependencia, la psiquiatra Ángeles Lorenzo, de la Unidad Asistencial de Tratamiento de Alcoholismo del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), remarca que ''nunca deben echarse en saco roto las recomendaciones de la OMS''.

''Los stress ambientales como el paro contribuyen en gran medida a aumentar el consumo, porque hay más tiempo libre y la gente busca una vía de escape'' para sus problemas, constata la doctora.

Diagnóstico oculto

El equipo del Hospital Clínico trata al año a unos 1.112 pacientes diferentes, atendiendo al día a unos dos enfermos nuevos. Ante esta realidad, Lorenzo recuerda que las estadísticas, que reflejan una caída del número de hospitalizaciones en los últimos años -pasando de las 785 de 2005 y de las 831 de 2006 a las cerca de 700 actuales-, esconden ''un infradiagnóstico'' del alcoholismo.

Y es que en muchos casos, estos pacientes son tratados de enfermedades del hígado, sin que salga a relucir el verdadero problema de fondo: la adicción. ''Es un diagnóstico muy vergonzoso'', explica la experta, que salienta que ''los colectivos con más recursos'' recurren a las clínicas privadas, por ser medios ''más discretos''.

Fuera clichés

El perfil del enfermo ha evolucionado con el tiempo, por lo que no caben clichés. Hasta la unidad del CHUS se acercan médicos, abogados, personas en paro, con problemas de marginación y de edades comprendidas entre los 17 y los 80 años.

''Sí es cierto que tratamos a más hombres de edad adulta, cualificación laboral baja y con un estado de salud malo'', explica la doctora, al tiempo que estima que por cada tres varones ''vemos una mujer''.

Terapia

El tratamiento de este trastorno puede superar los cuatro años, y se compone de varias fases. En un primer momento, se identifica si la persona sufre algún problema físico ''que ponga en peligro su vida'' y por el que tenga que ser hospitalizada.

Después viene la desintoxicación, que pasa por la ''abstinencia absoluta''. Si el entorno social del enfermo es favorable a su recuperación, esta fase podrá cubrirse desde casa, si no, la persona es ingresada.

El siguiente paso es la deshabituación, que comprende el tratamiento farmacológico, el psicológico y la intervención de la asistente social en casos de marginalidad o cuando existe una causa judicial contra el paciente por lo que el tratamiento pueda determinar una reducción de condena.

Sin cura

La psiquiatra del Clínico de Santiago incide en que el alcoholismo ''non ten cura''. Se puede ''aprender a vivir sin beber, pero en el momento en que reanude el consumo se volverá a las pautas previas'', por lo que la abstinencia ''total'' es la única solución.

En 2007, 313 fueron los coruñeses hospitalizados por esta dependencia. Por detrás se situó Pontevedra, con 209; Lugo, con 105 ingresados y Ourense, con 63. Por sexos, de los 690 gallegos tratados en el hospital, 117 fueron mujeres. La estancia media del ingreso fue de unos 14,5 días.