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Última actualización [21/08/2006]



Más de 630.000 menores españoles se emborrachan al menos tres veces al mes




ESPAÑA
Sanidad ultima un proyecto que pondrá «trabas razonables» al consumo de alcohol y que «armonizará» la legislación en todas las comunidades - La petición de ayuda para tratar estas adicciones se ha duplicado en los últimos años

Las edades de inicio al consumo se rebajan. Los niños empiezan a beber a los 13 años. Y a fumar porros a los 14. Casi dos millones de menores se inician en el alcohol cada año. Dibujado este panorama, Sanidad ha decidido desdibujarlo. O, al menos, redibujarlo poniendo trabas a la ingesta de la droga legal. Hace unas semanas anunció que, tras el verano, presentará su proyecto para la reducción del consumo.

«No será una norma prohibitiva. Se armonizarán las legislaciones autonómicas y se pondrán obstáculos al consumo por parte de menores. Será una serie de medidas concretas que harán referencia a la protección del menor. Pero nada más», afirman fuentes del Plan Nacional sobre Drogas (PND). De momento, las dos únicas comunidades que permitían el consumo a menos de 18 años, Asturias y Castilla y León, ya han anunciado que están pendientes de la aprobación de una norma que lo prohiba. Los últimos datos hechos públicos por Sanidad hablan de que un 79 por ciento de los jóvenes de 14 a 18 años ha consumido alcohol en el último año. Y un 65 por ciento de ellos, en el último mes. Aunque más de 630.000 jóvenes, según las estimaciones del PND, se han emborrachado tres veces en el último mes, sólo un 9 por ciento es consciente de que el consumo es muy elevado.

Esta percepción de ausencia de peligro es la que conduce a los adolescentes a hacerse policonsumidores -ingieren varias sustancias: alcohol, tabaco, cannabis y cocaína, en su mayoría. Tanto es así que, según el PND y algunos de los especialistas que tratan con jóvenes adictos, no hay consumidores puros de una sustancia. «Ya no se puede hablar de cocainómanos o alcohólicos. La mayoría de los adolescentes tienden a mezclar varias drogas. Suelen comenzar con alcohol y porros. Y más adelante lo alternan con la cocaína», afirman en Proyecto Hombre.

Aunque los más jóvenes pueden no ser conscientes de los riesgos de las drogas, sus padres sí lo son. Y muchas veces son ellos los que, tras detectar conductas extrañas, acuden a pedir ayuda bien a psicólogos, bien a centros especializados. En Alcohólicos Anónimos no tienen terapias específicas para jóvenes. Son grupos heterogéneos en los que se mezcla gente de diferentes edades. Pero en Proyecto Hombre sí trabajan directamente con adolescentes. Tanto es así que tienen un variedad de edades que van de 12 a 59 años.

Lino Salas, director de comunicación de la asociación, explica que el año pasado atendieron a más de 2.000 adolescentes con problemas adictivos. «Aunque la mayoría de ellos ingresan con problemas derivados del consumo de cannabis - 46 por ciento -, posteriormente se descubre que el 92 por ciento también tienen problemas con el alcohol». Las estadísticas hablan: siete de cada diez jóvenes que van a solicitar ayuda -de la mano de sus padres- alternan sustancias. Las que más, alcohol y cannabis. Tras ellas, la cocaína.

Los adolescentes que acuden a Proyecto Hombre tienen un perfil definido: el 81, 4 por ciento son varones frente al 18,6 por ciento de mujeres. La edad media es de 18,2 años (estos jóvenes han mantenido un consumo continuado en los últimos años que ha desembocado en un problema). El 85,5 por ciento son españoles frente a un 14,2 de extranjeros. Un 45 por ciento de los que solicitan ayuda ya han recibido algún tratamiento anterior. El 34 por ciento de ellos fueron sometidos también a tratamiento psiquiátrico.

Un dato significativo es que uno de cada cuatro adolescentes que pide ayuda no tiene ningún tipo de ocupación: ni estudia ni trabaja. Además, entre un 10 y un 15% de los chavales que asisten a terapia muestran conductas agresivas. Para Salas, «el principal problema es que los jóvenes empiezan a consumir a muy temprana edad alcohol y tabaco. Luego, más tarde, fuman cannabis. Y después acaban metiéndose cocaína. Se convierten en policonsumidores o politoxicomanos. Y la edad se rebaja mucho. Antes, hace 15 ó 20 años, la tendencia al policonsumo se daba a largo plazo.

Además, la gente comenzaba a mezclar diversas drogas a partir de los 25 años. Incluso, más tarde. Ahora se pueden considerar policonsumidores a partir de los 15. Sin que ello signifique que están condenados a ser adictos. Los jóvenes se dedican a experimentar con todo; ello no quiere decir que, a largo plazo, vayan a tener problemas. Pero sí tienen más posibilidades de sufrirlo». Alcohólicos y pasotas. Esta realidad se refleja en las salas en las que Proyecto Hombre celebra sus reuniones: «Un 25% de la gente a la que tratamos en determinadas provincias es menor. Aunque esto no es así en toda España, depende del sitio». Ocurre algo curioso: «Los alcohólicos que vienen a nuestros centros son o mayores o muy jóvenes. En los muy jóvenes detectamos una actitud pasota ante la vida. No hacen nada ni quieren hacerlo. Además, nunca han conocido las limitaciones de horario; jamás han tenido responsabilidades... Por ello, lo que más trabajamos es el ocio y el tiempo libre. Que no quieren hacer nada, pues los ponemos a liderar una actividad. Buscamos que se impliquen y que tengan ilusión por algo; una ilusión que casi nunca tienen y que los conduce a buscar experiencias y emociones en las sustancias artificiales».

De los jóvenes que llegan a Proyecto Hombre, algunos abandonan; otros aguantan hasta el final. Los menos vuelven a caer. Lo que está claro es que todos ellos han de ser conscientes de que tienen un problema. «Si no lo admiten, estamos perdidos. Los chicos de estas edades se cierran en banda; no quieren hablar; y menos asumir que son adictos a algo. Es el momento en el que oyes: yo lo dejo cuando quiera».

FUENTE: La Razón
Instituto para el Estudio de las Adicciones
http://www.lasdrogas.info/index.php?op=InfoNoticia&idNoticia=25106