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Última actualización [26/03/2006]



Cuando el trago se vuelve amargo




Lisseth Boon

VENEZUELA
La dependencia al licor comienza cada vez más temprano en Venezuela. Un reciente estudio revela que desde los 10 años ya existen casos de problemas con la bebida. En la actualidad se podrían estar germinando futuras víctimas de una enfermedad incurable, vinculada a más de 50% de los accidentes de tránsito y de violencia que se producen en el país.

En un país donde se fomenta la embriaguez como un valor, las advertencias sobre los riesgos del alcohol pueden terminar diluyéndose en la indiferencia o el sarcasmo. Bastante lo saben los especialistas venezolanos que durante décadas han lidiado con este grave problema de salud pública, causante no sólo de las enfermedades propias del beber en exceso (como la cirrosis hepática) sino también de al menos la mitad de los accidentes de tránsito y hechos de violencia (según el Ministerio de Sanidad) que despunta entre las primeras causas de muerte en el territorio nacional.

En Venezuela, donde prácticamente no se concibe una reunión social, celebración, paseo e incluso negociación sin que medien los tragos, una importante proporción de los consumidores habituales de alcohol ignora que detrás de la resistencia a la bebida y del creciente deseo de tomar cada vez más copas podría estar destilándose una enfermedad incurable que no abandona a la víctima hasta el final de sus días. La única manera de evitar caer en el abismo es aprender a controlarla.

En términos médicos, el alcoholismo se identifica como el envenenamiento producido por el uso prolongado y repetido de alcohol. La Organización Mundial de la Salud (OMS) va más allá de esta aproximación y lo define como "una enfermedad progresiva con graves repercusiones físicas, mentales, sociales, económicas y espirituales para el individuo. Se caracteriza por la imposibilidad de detener la ingestión de licor una vez que se ha comenzado a consumir".

La aparición de este complejo mal puede deberse a factores genéticos (es decir, la persona nace con la predisposición a ser dependiente de esta sustancia), psicológicos (trastornos depresivos, estrés), así como también a patrones socioculturales y ambientales (costumbres y facilidad de acceso, climas extremos, entre otros). "Un individuo con antecedentes familiares alcohólicos presenta un riesgo 25% mayor que otra persona sin carga hereditaria. No obstante, si esta última consume bebidas alcohólicas constantemente y sin mesura, podría desarrollar tarde o temprano la enfermedad", resalta Luis Alfonzo, jefe del departamento de Alcohol y Drogas del Ministerio de Sanidad.

Lo que muchos no toman en cuenta es que el alcohol es un tóxico que genera hábito.

La presencia constante de esta sustancia en el organismo altera progresivamente los procesos metabólicos y bioquímicos hasta que llega un punto en que la bebida se convierte en un ingrediente indispensable para funcionar.

Como lo explica Elías Torres, médico asesor de Alcohólicos Anónimos de Venezuela, "al principio la mayor parte de la gente comienza tomándose un trago como estimulante en fiestas o como sedante para calmar las angustias. Luego, las personas se acostumbran a usarlo incorporándolo poco a poco a su cotidianidad.

Llega un momento en que no pueden detenerse porque cada vez que interrumpen su consumo sienten escalofríos, náuseas, dolores (que son algunos signos del llamado síndrome de abstinencia) y se ven obligados a tomar de nuevo para volver a su estado normal".
Continuará la próxima semana.............

FUENTE: Directorio Médico/Artículos/Alcoholismo
http://www.directomed.com/articulo/art/alcoholismo/trago.asp