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Última actualización [13/05/2007]



Mujeres en la borrachera

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Mujeres en la borrachera


Muchas adolescentes estadounidenses están bebiendo tanto como los hombres y son cada vez más las universitarias que se emborrachan con regularidad. ¿Es este el poder femenino que va por mal camino?

Las mujeres están bebiendo uno a uno con los hombres pero ellas se están provocando muchos más daños. En los 90, fueron universitarios (hombres) los que llegaban a las salas de emergencia por intoxicación alcohólica; sin embargo, en años recientes la preocupación de las universidades tiene otra causa: mujeres que beben tanto o más que sus compañeros.
¿Por qué las muchachas y jóvenes adultas -que también son las más arrestadas y quienes consumen más drogas- se están comportando como hombres de las maneras más imprudentes? ¿Acaso se sienten más libres? ¿La generación del poder femenino, poseedora de una seguridad impúdica, siente el deber de comportarse masculinamente en todo lugar, incluido el bar?
El promedio de alcohol concentrado en la sangre de la paciente intoxicada que llega al hospital es .20. Esto es 10% mayor que el promedio de los hombres y más del doble de límite legal que es de .08.

Las autoridades universitarias aseguran que "las mujeres no sólo están bebiendo más; están bebiendo ferozmente". El problema no se concentra en los campus universitarios de las grandes ciudades, rodeados de clubes nocturnos, bares y discotecas; todas las mujeres estudiantes están bebiendo fuertemente desde la década pasada. Según investigaciones de la Universidad de Harvard, aumentó 125% la frecuencia de intoxicación (definida como episodios en los que se consumen cuatro o más tragos), y crecieron 150% las relaciones no planeadas mientras había intoxicación.
Las jóvenes que estudian en escuelas exclusivas para mujeres beben menos que quienes asisten a escuelas mixtas. Se conoce a qué se debe que las mujeres se intoxiquen más rápido que los hombres (con la misma cantidad de alcohol y en condiciones similares de consumo): ellas tienen menos sangre y más grasa en el cuerpo; por lo tanto, el alcohol se concentra más.
Se sabe también que mientras los bebedores se tornan rudos y excitados, las bebedoras tienden a deprimirse. También, es claro que el alcohol deteriora la salud femenina mucho más que la masculina.

La opinión de la comunidad científica se divide; mientras unos hablan ya de una epidemia, los otros, respaldados por evidencias distintas, aseguran que las mujeres no se están ni siquiera acercando a las maneras de beber que tienen los hombres. Parece que las mujeres están teniendo cada vez más problemas por su manera de beber, pero esto puede deberse a que, durante años, los investigadores jamás les preguntaron a acerca de sus embarazos no deseados, ni de los ataques sexuales de los que eran víctimas y ahora sí están haciendo las preguntas indicadas a la población precisa. Además, es posible que esa teoría de que las mujeres de hoy se sienten más libres y confiadas para admitir que beben, efectivamente sea cierta.
Hoy, las mujeres tienen cuatro veces más probabilidades de comenzar a beber a los 16 años, que sus madres. Las investigaciones demuestran que las chicas no comienzan a beber para impresionar a los hombres sino para hacerse apreciar por otras mujeres. Las chicas de sexto grado, por ejemplo, son dos veces más susceptibles a la presión del grupo para beber, que los hombres de su edad. La razón: a esa edad, mientras ellos apenas comienzan a agruparse, ellas ya se han dividido en grupos de poder cada vez más selectos.

Una consejera de estudiantes de preparatoria reflexiona: "La igualdad tiene su lugar en esto. Trabajamos mucho con las chicas para llevarlas hasta este punto, diciéndoles que sí pueden tener éxito en la escuela, sí pueden jugar futbol y sí, también pueden beber". Las chicas se llevan estas frases tatuadas a la universidad y con ellas se escapan de la reclusión del estereotipo femenino.
Las mujeres alcoholizadas son blanco de victimización; sin embargo, toda la pasada década la mayoría de las universidades dirigió sus campañas preventivas a los estudiantes hombres. Esta puede ser una explicación más de lo que está ocurriendo con la forma de beber de ellas: han aprendido que los efectos negativos del abuso le ocurren a los hombres; lo reconocen sólo como un problema masculino.
Las mujeres que cuidan su peso, omiten una o dos comidas antes de beber, para no consumir calorías de más; esto las hace aún más vulnerables a la hora de beber. Según el nutriólogo de las universitarias de Goergetown, mostrar a las bebedoras que en una noche ingieren 3,000 calorías (en alcohol) puede persuadirlas a decidir no beber demasiado.

Por otra parte, se está negociando con los bares para que desaparezcan sus promociones especiales y descuentos para mujeres. ¿Concesiones de género en estos tiempos? Además comienzan a distribuirse tiras de papel detectoras de GHB "droga viola-fácil": si la bebida en que se sumergen las tiras está contaminada con esta droga, se tornan moradas.

Fuente:
Síntesis del artículo "Women on a Binge" de Jodie Morse, publicado en la revista Time, Estados Unidos, abril de 2002.

Traducción y redacción por Yolanda Alonso