¿Qué pasa con el botellón?



¿Qué pasa con el botellón?

El País Semanal



Un parque con bancos. Ultramarinos abiertos hasta altas horas de la madrugada. Bolsas de patatas fritas, hielo de gasolinera, botellas a mansalva, algún jersey olvidado y, sobre todo, un universo de colillas de dudoso origen. Música a todo volumen, coche de policía alertado por unos vecinos insomnes y un olor nauseabundo en el que confluyen vomitonas y los efectos de la lejanía de un baño. Ocho de la tarde del viernes. Empiezan a aparecer vendedores de rosas y mecheros. No hay duda: estamos en territorio botellón. Puede ser la madrileña plaza de Barceló, la de Luis Rosales en Granada, la plaza Mayor de Cáceres o la de San Juan Bautista en Salamanca, por poner algún ejemplo. Desde hace una década, cada ciudad tiene su rinconcito para el botelleo. El ritual, made in Spain, tiene lugar en un país donde cada año se consumen 11.9 litros de alcohol por habitante de más de 15 años y donde, según el Insalud, hay 4.5 millones de "bebedores problema". Descontando que el 50% de los españoles piensa que beber cinco copas el fin de semana no es algo anormal.

"El botellón es universal. Desde el más pijo hasta el okupa, unos privan de lujo con whisky de dos mil quinientas y otros con garrafón. También hay skinheads, pastilleros e incluso algún tostao. Vamos, un tío que se raya mucho con su movida y se cantea mogollón. Uno que está pasado de rosca, ¿vale? Lo ideal para mí sería privar en mi kelli (casa) de buen rollito, pero vivo con mis viejos. ¿Lo coges?". A Diego, de 16 años, no le apetece seguir hablando. "¿Por qué no te vas a preguntar a otros? Hay mucha peña hoy". Y tanta. La madrileña plaza de Barceló es sólo un punto caliente. Según los datos que maneja la Comunidad de Madrid, 200 mil personas acuden cada fin de semana al botellón en esta ciudad. La gran preocupación del defensor del menor, Pedro Núñez Morgades, son los más de 150 mil chavales menores de 17 años. Reconoce que no podrá acabar con el botellón a corto plazo, pero desde la recién constituida Mesa del Botellón, formada por el Consejo de la Juventud, los sindicatos y las asociaciones de vecinos, intentan, "desde ya", buscar soluciones. Uno de sus objetivos es la restricción de la venta de bebidas alcohólicas, entre las diez de la noche y las ocho de la mañana del día siguiente, en los establecimientos donde no esté permitido el consumo en la vía pública, salvo en terrazas o en días de feria.
Cataluña, La Rioja y Madrid son las comunidades que más atención ponen a la venta de alcohol a menores. Sin embargo, en este botellón madrileño todos rondan los 16 años, la fauna habitual de este ritual adolescente. Una edad en la que un 41% de los jóvenes declara consumir alcohol habitualmente, según la última encuesta de la Fundación Santa María. La comunidad autónoma que se lleva la palma en consumo es el País Vasco, donde el 97.5% de los jóvenes afirma haber probado alguna vez alcohol, seguida de Cantabria (95.9%) y Extremadura (95.1%).

¿Qué opina la Federación Española de Fabricantes de Bebidas Espirituosas (FEBE)? Ante todo les preocupa la subida entre el 8% y 8.7% del impuesto especial sobre el alcohol. No sabemos si se habrá hecho caso a la Organización Mundial de la Salud. La OMS recomendaba, el pasado septiembre, la subida de precios para evitar un consumo que provocaba una de cada cuatro muertes en jóvenes europeos entre 15 y 29 años. Vicente Dalda, representante de la FEBE, no quiere saber nada de menores. La industria quiere que se desarrolle un plan específico sobre el alcoholismo lejos del Plan Nacional Sobre Drogas (PND). Cree que la bebida puede crear un problema, pero tiene connotaciones distintas a la droga. "Es un error equipararlo", afirma.
Lo comprobamos. Vuelta a la calle. Las reglas para el botelleo son sencillas: coger provisiones a eso de las seis en un supermercado o bodega. Sobre todo, cerveza, vasos, algo para picar; hielo de gasolinera y música. Imprescindible: un grupo de amigos. "Claro que el botellón es algo social. Es muy de colegas. Mira, sólo hay dos enemigos (entre los que curiosamente no se encuentra ni la policía ni un grupo de vecinos) para que se suspenda: la lluvia y la falta de hielos. Nadie traga un litro caliente", explica Pedro, que ha organizado un botellón con sus amigos del chat. La última moda.
Los chavales no dudan a la hora de elegir. Sus opciones favoritas son la cerveza y los cubatas. Claro que en el botellón, el alcohol no es el único protagonista. Va de la mano del tabaco, cuya edad media de inicio son los 13.3 años, y del cannabis. Aquí los chicos lo prueban a los 14.7 años, y las chicas, rozando los 15. En España, uno de cada cinco estudiantes entre 14 y 18 años fuma porros habitualmente. "Es un dato sgnificativo que nos obligará a actuar", dijo el ministro del Interior, Mariano Rajoy, cuando vio los datos del PND el pasado julio. El policonsumo está a la orden del día.
Más alcohólicos y más abstemios. Otra tendencia: se bebe cada vez a una edad más temprana. Lo cuenta Domingo Comas, sociólogo y presidente del Grupo Interdisciplinario sobre Drogas: "Ahora se ha adelantado la edad de entrada en el alcohol a los 14 y 15 años. Pero después, cuando llegan a los 20 o 22 años, comienzan a beber menos e incluso a abandonar el consumo. Si antes el alcohol era como un rito de iniciación a la edad adulta, ahora es todo lo contrario".

Aproximadamente un 20% de las urgencias hospitalarias está relacionado con consumo de alcohol, según un informe del PND en 60 hospitales de 11 comunidades autónomas. La tolerancia cultural española al alcohol es secular. Pocos chavales conocen la frontera entre el denominado consumo moderado y el excesivo.
Expertos como Antonio Martín, profesor de psicología social y comunitaria de la Universidad Autónoma de Madrid, cree que el problema del botellón no es el de una mera "cosmética urbana", sino que resalta la importancia de prevenir, de educar para la salud.
Modificar los hábitos de ocio de los jóvenes es para algunas asociaciones la mejor vía para alejarlos del alcohol. Ya que casi todos los jóvenes salen los fines de semana (un 53.2% entre 15 y 17 años y un 71.8% entre 18 y 20 años afirman salir todos los fines de semana, según un estudio de la Fundación Santa María), la idea de Ayuntamientos como los de Barcelona, Madrid y Guijón es ofrecerles alternativas para salir de copas. Programas como La nit oberta, La noche más joven o Abierto hasta el amanecer mantienen abierto todo el fin de semana, día y noche, los polideportivos y casas de juventud. La Cruz Roja lleva con bastante éxito los llamados "fines de semana sin alcohol", todo un amplio programa de dinamización juvenil, que va desde un taller de música hasta rehabilitar algunos de los pueblos abandonados que posee esta organización.

Fuente:
Síntesis del artículo "¿Qué pasa con el botellón?", de Ana Sánchez Juárez publicado en El País Semanal, Núm. 1326, Madrid, 24 de febrero de 2002.
* Fotografía de Txema Yeste.