V. El Alcohol auxiliar de la creatividad cotidiana: "El microdistanciador".




Continuación del artículo anterior. "Algunas reflexiones de Psicología Social sobre los Problemas de Alcohol en la Vida Cotidiana de los Franceses".

Abraham Moles.

La mayoría de nosotros tenemos la necesidad permanente de ejercer una microcratividad, es decir, saber introducir en nuestro mundo elementos novedosos que no estaban ahí.

El hombre se debe ajustar a un modelo exigente de sí mismo: el hombre cool y eficiente, el hombre sagaz en asuntos importantes, el intelectual brillante, el ingeniero genial, etc. Esas exigentes imágenes de sí mismo deben ser realizadas de antemano y en el momento preciso, lo cual implica una carga psicológica en particular: lo importante no es ser brillante, sino "deber" serlo a la hora exacta y precisa; ahí no hay una salida de microcratividad social, sino estilos de vida poco flexibles, cada vez más exigentes. Y es la "droga alcohólica" la que facilita el cumplir esa meta brillante. En realidad, el viejo campesino o el individuo insolente no están conscientes de esto, ni de la influencia que esto ejerce sobre ellos, producto de sí mismos y no de los roles impuestos por las circunstancias.

VI. Una necesidad social: La evasión.
En apoyo y conclusión de estas notas, afirmaremos como hipótesis de trabajo que:
1. Por una parte, no hay creación intelectual, artística o técnica sin "droga" (si bien sus excepciones son raras).
2. Por otra parte, la sociedad condena el conjunto de drogas que aparecen en le mercado de la tecnología química, por lo que los individuos son orillados a conformarse con las cuatro o cinco drogas legalmente permitidas, de las cuales el alcohol es la más simple y la más importante desde el punto de vista de "fugarse" o "escaparse".
La Sociología afirma que la sociedad tiene una necesidad latente: el derecho y el poder "evadirse", situaciones ligadas fundamentalmente a la existencia de las drogas y a su necesidad. Por su parte, la Psicología remarcará que existe una correlación suficiente entre la necesidad de afrontar las obligaciones sociales y políticas y el consumo de alcohol; sin embargo, la sociedad lo niega, aún cuando esto es experimentado ampliamente por los individuos.

VII. ¿Por qué beber productos embriagantes?
Así, el problema del alcohol se encuentra ligado por un lado a la hipocresía y por otro lado a las obligaciones sociales y situacionales. Evidentemente estos aspectos no son los únicos factores relacionados: bebemos porque "es bueno", porque tenemos sed, bebemos para dar la impresión de un "calor interno". A nivel motivacional existen factores climáticos y económicos que llevan a un sujeto a beber, así como el mismo entretenimiento. Por lo tanto, tenemos la necesidad fenomenológica de tomar bebidas alcohólicas, que contienen un producto peligroso e intoxicante, pero no debemos olvidar que estamos en el "mundo de la cantidad" y que no existe un producto que no sea tóxico (hasta el agua mineral).
La cuestión no es suprimir la toxicidad de todos los productos o eliminarlos, sino establecer sistemas de comportamiento coherentes para el individuo en función de sus metas y su reconocimiento.

Poetas, escritores y también publicistas, todos proporcionan un número importante de indicaciones sobre el tema, pero que deberán considerarse siempre como momentos de inspiración o clarividencia, nunca como resultados; en consecuencia éstas tendrán un valor operacional extremadamente débil.

VIII. Microcreatividad y la adaptación cotidiana.
En lo que concierne a la actividad creadora hace falta subrayar la cotidianidad: en pequeña escala, crear es también adaptarse y tomar en cuenta los elementos inconexos del ambiente. Por ejemplo, el caso del intelectual que debe participar en la conversación de un grupo de amigos, o el investigador científico que debe formular nuevas ideas a partir de un sueño.

Sabemos que existe un nivel de actividad mental evidente, la agitación de las ideas o fragmentos que aparecen en el campo de la conciencia (Poincaré), el distanciamiento que le permite al individuo ampliar su campo de la conciencia y de captar un mayor número de microideas y poder unirlas, es la actividad combinatoria, la Gestalt, que estructura y le da forma a un todo en el campo de la conciencia, es el esfuerzo que permite que el individuo resuelva un problema, sin huir de el.

Cada una de las drogas que conocemos, legales o ilegales (café, tabaco, alcohol, mariguana) poseen una acción ya sea inhibidora o estimulante, según cada proceso. La mayor parte del tiempo, esta acción sigue leyes cuantitativas presentando un optimum; así cuando cierta dosis es superada, la actividad combinatoria es reemplazada por la confusión, la jerarquización de la forma se sustituye por la fuga al infinito, la reflexión por el tartamudeo, etc..; aspectos que han sido dejados de lado por la investigación científica por su evidente dificultad.

IX. Una fenomenología de la bebida.
Para comprender la fenomenología de las bebidas alcohólicas es necesario separar los diferentes factores situacionales y motivacionales, para luego reconstruir un esquema intelectual lógico y satisfactorio que permita entender a éstas de otras drogas.

A continuación se presentan en un orden comprensible las diferentes motivaciones:
Placer psicológico.
Distracción
Goce.
Imagen de uno mismo.
Convivencia.
Deseo de crear.
Evasión.
Voluntad.
Costumbre.
Dependencia.

¿Cómo el conjunto de procesos aquí citados, así como las diferentes motivaciones propuestas pueden interactuar en una misma matriz con el conjunto de "drogas" disponibles? ¿Para obtener tal goce de evasión, es mejor referirse a tal o cual droga: café, alcohol o vino?; sabiendo que esos productos son tóxicos y que habrá que pagar las consecuencias. ¿No existe una ética de la responsabilidad?.

X. La convivencia alcoholizada. El rito del cocktail o del aperitivo.
Existe la convivencia propiamente dicha: encontrarse con otros, y aquí el término "evadirse" no significa necesariamente evadirse de los amigos, sino del terrible mundo exterior. También existe el juego de la costumbre, la dependencia y la locura.

La idea de la convivencia, del calor humano, es una de las ideas fundamentales vinculadas al acto de beber en grupo; o primero es estar reunidos y luego beber.
Cuando nos reunimos para tomar un trago, ¿nos reunimos verdaderamente para tomar una copa o la tomamos porque nos reunimos? En el último de los casos, el trago va a jugar el papel de "creador difuso" y de facilitador de la interacción, y que es en cierto punto, funcional.

El cocktail o el aperitivo previo a la cena o a la recepción, tiene el rol de abrir el apetito, pero también es un pretexto para desarrollar el primer contacto humano altamente ritualizado. El cocktail pone en evidencia uno de los pequeños dramas del alcohol en una sociedad. No sólo es probar un "vapor" de amistad, sino que será lo que genere las conversaciones, los intercambios y las interacciones de un buen momento.

Un placebo de la convivencia: el jugo de frutas.

Los jugos de frutas cuentan con la elegancia, el prestigio y con un leve moralismo, vinculado a la globalización, escapándose en gran parte de lo que podríamos llamar la "convivencia alcohólica": éstos no tienen la "poción mágica" y solo se contentan con vigilar los eventos sociales.

Es importante aclarar que existe otra concepción que merece ser explorada: nos llega de las recepciones brasileñas, el apreciar como cocktail "fuerte", estimulante y con contenido alcohólico, a las mezclas de jugos de frutas, considerando que esa fuerza es la resultante de una combinación gustativa y sobre todo, resultado de la imaginación cultural: el acaloramiento social. Este es un maravilloso ejemplo del placebo alcohólico, sobre ese punto, una perfecta contraexperiencia de la disciplina de la moderación, ejercida bajo la imagen subyacente de contenido de alcohol.

CONTINUARÁ la próxima semana.......

FUENTE: "Algunas reflexiones de Psicología Social sobre los Problemas de Alcohol en la Vida Cotidiana de los Franceses." Abraham Moles.