III. El Mundo de la Culpabilidad Tácita.




Continuación del artículo anterior. "Algunas reflexiones de Psicología Social sobre los Problemas de Alcohol en la Vida Cotidiana de los Franceses".

Abraham Moles.

Resulta necesario reflexionar sobre la complicidad tácita que existe en los "entredichos": actos que casi todo el mundo hace, y por los cuales el 95% de la población es culpable, donde la existencia de una norma (aceptada o negada) de carácter implícito conduce a un silencio recíproco entre los individuos sobre las transgresiones que cometen, pero que sería imprudente hablar de ello socialmente. Es la construcción de los "tabúes sociales", el mundo del silencio forzado por las normas sociales.

Sabemos que en la época de la prohibición en Estados Unidos, una minoría activa defendió la causa antialcohólica e incluso la hizo triunfar. Este mecanismo es resultado de una sociología cuantitativa y simétrica de los mecanismos de autoexageración del problema del alcoholismo anteriormente citado, es decir, es una exageración del silencio. Más concretamente, imaginemos dos periodistas, de los cuales uno quiere escribir un artículo sobre la alegría que da una borrachera con los amigos, y el otro lo quiere hacer sobre los peligros y las tragedias que ocasiona el alcohol. Veámoslos presentándoselos al jefe en redacción. Obviamente él sabe cuál de esos artículos le traerá menores dificultades y una mejor opinión pública, lo cual plantea serias limitaciones a los procedimientos del análisis de contenido, ya que los medios de comunicación intentarán establecer un archivo de opinión, en lugar establecer un archivo de hechos.

IV. El Alcohol como Droga de la Vida Social.

El alcohol entra en la categoría general de "drogas", término extremadamente vago y con una connotación desfavorable, que también se vincula a la idea alquimista de poder modificar las leyes de la naturaleza a través de su ingestión; es decir, pertenece a un conjunto de "sustancias especiales" que son producto del conocimiento y del secreto.
El término "droga" entraña el concepto de "adicción", resultante de un ciclo convergente entre la práctica y la necesidad. Nos preguntamos si es posible disociar teóricamente estos dos términos: droga-adicción, punto esencial en los juicios y actitudes frente a las drogas, y aún más cuando la adicción es difícil de entender. El concepto de alcohol, droga y adicción están muy ligados a connotaciones negativas, esto gracias a un sistema de silogismos que debemos precisar. Así tenemos la suma de los siguientes juegos de asociación:



Alcohol-----------Droga
+ Droga----------Adicción
Alcohol-----------Adicción (V) (F) (?)
+ Adicción --------Malo
Alcohol-------------Malo (V) (F) (?)

Notemos, por otra parte, que hay otros silogismos que se ajustan:

Alcohol--------------Bondad
+Bondad-----------Culpabilidad por la bondad
Alcohol-------------Culpa (V) (F) (?)
+Culpa -------------Malo
Alcohol-------------Malo (V) (F) (?)

Para la sociología, el problema vinculado a la generalidad del concepto "droga" es esencial; el análisis psicológico de la vida social muestra que éste acarrea un sinfín de problemas y una gran presión, sobre todo cuando ésta es inconsciente, ya que cada sujeto tiene una necesidad de evasión; porque probablemente no existan caracteres o temperamentos, o en todo caso son un porcentaje despreciable, que sean capaces de adaptarse totalmente al ambiente social sin sufrir. Por ejemplo, la pena obscura de un animal salvaje detrás de las rejas de un zoológico es irrelevante con la fuerza relativa de esta necesidad de fuga o evasión. ¿Será la presión de la libertad, que es ciertamente diferente según cada individuo en función de su temperamento y su personalidad, así como de su situación y rol social?

Los psicólogos en común acuerdo ven en esta necesidad de evasión, una fuerza enorme, que es más frecuente en los modos de vida hacinados, abrumados por los reglamentos y las obligaciones. Esto conduce a reivindicar el derecho a la evasión, a la fuga o a despedirse al menos provisionalmente, cuestiones generalmente olvidadas por los individuos.

En una época donde las obligaciones de la vida social eran menores o estaban concentradas en lugares específicos de tiempo y espacio, el derecho a la evasión estaba asegurado por mecanismos precisos: las fiestas, el carnaval, ir al campo o lo que llamamos ahora el derecho a "la vida privada"; en fin el ejercicio efectivo de ciertas posibilidades sobre los seres y las cosas.

La eliminación de casi todas esas formas de escape, la compulsión por la aglomeración, no solo en el espacio material o en el empleo del tiempo, sino en el conjunto de obstáculos instalados por la sociedad en el campo de los valores lewinianos, aumentan dicha necesidad de evasión. Una de las formas más simples de garantizarla es recurrir a la "poción mágica", a la droga, al alcohol como sustituto de la libertad.

Milgram, quién comenta sobre el problema del alcoholismo en Noruega, afirma que "La cantidad de alcohol que se consume en Noruega no es tan sorprendente como la forma en que es usado. Los noruegos ingieren grandes cantidades de alcohol en poco tiempo, por lo que se emborrachan fácilmente. Para ellos el alcohol es un vehículo para conseguir un respiro ante las exigencias del buen comportamiento, conducta muy común en los noruegos".

CONTINUARÁ la próxima semana.......

FUENTE: "Algunas reflexiones de Psicología Social sobre los Problemas de Alcohol en la Vida Cotidiana de los Franceses." Abraham Moles.