Alcoholismo, un mal trago que se puede superar





No es un vicio. Es una enfermedad, en la que de alguna manera todos estamos implicados
El alcoholismo es considerado hoy en día como uno de los grandes problemas de Salud Pública. Hasta hace bien poco tiempo, el enfermo alcohólico era catalogado como un "vicioso", un "degenerado", un "borracho", incluso un "delincuente". Este tipo de concepción moralista y prejuiciosa de la salud y la enfermedad, ha ido paulatinamente cambiando y evolucionando.

En el alcoholismo confluyen múltiples factores y circunstancias, la mayoría de ellas ajenas a la voluntad y a la razón de la persona que enferma. Podemos citar entre otras a las características biológicas, al tipo de personalidad, al tipo de actividad y situación laboral, a la situación familiar, al ambiente social y cultural imperante o al lugar geográfico dónde se habita.


En el enfermo alcohólico existe un impulso irresistible por consumir alcohol

La dependencia o adicción alcohólica viene determinada por un lado por la existencia de una gran preocupación en la persona por la adquisición y el consumo de alcohol, se trata de personas que en su trabajo están muy pendientes de que llegue la hora del bocadillo para poder beber una copa, y por otro lado se caracteriza por la existencia de un impulso irresistible de consumir alcohol, de tal forma que aunque reconozca las consecuencias perjudiciales que tiene para él, es incapaz de reducir o suspender el consumo de alcohol. La recaída o vuelta a la bebida tras un período de abstinencia es confirmatorio de una dependencia o adicción alcohólica.



El abuso y la dependencia alcohólica acarrea muchos trastornos sociales y de salud

Desde un punto de vista físico, el enfermo alcohólico tiene afectados la mayoría de sus órganos y sistemas, destacando la gran afectación del aparato digestivo e hígado, corazón, circulación y nervios. La cirrosis alcohólica es una de las principales causas de muerte en los adultos de la Comunidad de Madrid.

El consumo de alcohol durante el embarazo puede producir en el niño una disminución de peso al nacer, retraso mental, alteraciones nerviosas y un sin fin de malformaciones por todo el organismo.

En el plano psiquiátrico y psicológico los enfermos alcohólicos presentan serios problemas de salud mental, sufriendo en no pocas ocasiones el síndrome de abstinencia, diferentes tipos de alucinaciones y delirium tremens, celos patológicos, trastornos de la memoria y demencia progresiva.

El ambiente familiar se ve gravemente distorsionado ante la existencia de un enfermo alcohólico entre sus miembros, sufriendo de forma paulatina un proceso de desorganización y afectación emocional. Inicialmente tras conocer que hay un familiar enfermo, se suele adoptar una actitud de negación pública de la dependencia alcohólica, soportándola en solitario y en silencio.

En la medida que el problema crece y comienzan los problemas laborales y sociales, la familia comienza a pedir ayuda, realizando consultas a otros familiares, a amigos y conocidos, a asociaciones de exalcohólicos o a profesionales sanitarios.


Es preciso evitar la culpabilización del enfermo, ser muy paciente y apoyarlo sin reservas

El enfermo por lo general es muy reticente a ponerse en tratamiento, siendo primordial la actitud de los familiares en este asunto. No debe plantearse el tema cuando la persona esté bajo los efectos del alcohol, sino durante los períodos de abstinencia y sobriedad. Deben hacerle ver al paciente las complicaciones ocasionadas por el consumo de alcohol, haciendo hincapié en los problemas de salud asociados a la enfermedad, los de tipo familiar, social, laboral y económico. Evitar la culpabilización del enfermo, no insistiendo en la responsabilidad del paciente en el sufrimiento de la familia.

Las mujeres dependientes del alcohol históricamente han estado especialmente estigmatizadas y marginadas socialmente. En cierta medida aún lo siguen estando. Huelga insistir en que al igual que al hombre, es preciso ayudarles de la mejor manera para que comuniquen cuanto antes su problema y reciban el tratamiento correspondiente.


Del alcoholismo sale mucha gente. Si quiere ayudar a algún familiar o amigo a dejar el alcohol pida consejo ya en los centros sanitarios y en las asociaciones de exalcohólicos.

En caso de tener un familiar, amigo o compañero con problemas de dependencia al alcohol puede solicitarse consejo y orientación en los centros sanitarios y servicios sociales o bien en las asociaciones de exalcohólicos. En ellos encontraran el consejo de personas que en algún momento tuvieron problemas con el alcohol y que han podido superar el problema. Su testimonio y ayuda tiene un gran valor y poder de convicción.

Fuente: Consejería de sanidad de la Comunidad de Madrid, http://www.aurasalud.com/Varios/AvisosMedicPrev/AVISOS28.htm