Hay medicamentos para el alcoholismo? ¿Cómo se deben administrar? ¿Cuáles son los peligros de la automedicación?

Claudia Jaimes

¿Hay medicamentos para el alcoholismo? ¿Cómo se deben administrar? ¿Cuáles son los peligros de la automedicación?
Hablan los especialistas.

Fue un lunes en la mañana cuando Martha decidió actuar para que su marido dejara de beber. Eran las 9:00 de la mañana, hora del desayuno. Él le dijo nuevamente que iría a buscar trabajo, aunque ella sabía que a donde seguro iba a ir era a la cantina. Pero ella ya se había preparado: sin que él lo supiera, le disolvió en sus alimentos una dosis de Antabús, un medicamento contra el alcoholismo.

Roberto desayunó y se marchó. Cómo muchos otros días, no tuvo éxito en su búsqueda de trabajo y al mediodía la ansiedad por beber cualquier líquido que contuviera alcohol lo llevó a buscar un lugar donde pudiera calmar esa sed. En eso estaba cuando recibió la llamada telefónica de un amigo, quien lo invitó a su casa a echarse una copa.
Para Roberto, ese fue un día que nunca en su vida quisiera recordar. A causa del medicamento que su esposa le había administrado, a escondidas, apenas bebió la primera copa y sufrió el llamado "Efecto Antabús": calor generalizado en todo el cuerpo, enrojecimiento de la piel, sudoración, nerviosismo, angustia, náuseas, vómito, y hasta convulsiones. Nunca se había puesto así, pensó, y le dio miedo; su alcoholismo había llegado a un grado insoportable, tendría que dejar de beber.

Una vez que esa crisis pasó, Martha le decía: "Lo vez, ya no puedes seguir bebiendo, ve lo mal que te pusiste, ya eres alérgico al alcohol, tienes que dejar de beber, entiéndelo". Ella estaba dispuesta a combatir así la enfermedad de su marido que tanto le afectaba a su matrimonio.
El administrar medicamentos a escondidas a un enfermo alcohólico, o el automedicarse, además de que es indebido, no son las mejores maneras de coadyuvar en el tratamiento de esta enfermedad, pues las consecuencias pueden ser graves, señalaron médicos especialistas en la materia entrevistados por FISAC.

La farmacoterapia en el alcoholismo es todavía incipiente, y aunque desde hace aproximadamente 40 años se hayan hecho esfuerzos por desarrollar medicamentos para tratar a las personas alcohólicas, es en los últimos 10 años cuando mayores avances se han logrado en esta área, coinciden los especialistas.
Así, actualmente se cuenta con tres medicamentos que son auxiliares, más no fundamentales en el tratamiento de dicha enfermedad: Disulfiram, Naltrexona y Acamprosat, cuyos nombres comerciales son, respectivamente: Antabús o Etabús, Revia y Campral.
El primer fármaco que se utilizó para tratar la dependencia alcohólica fue el Antabús, el cual actúa sobre el metabolismo del acetaldehído, una sustancia tóxica que cuando se acumula produce efectos muy desagradables en el organismo. El objetivo del Antabús es crear una respuesta condicionada, esto es, una conducta aversiva, a través de la asociación entre el consumo de alcohol y los efectos secundarios desagradables si ese consumo se combina con el medicamento. Por tanto, sería una forma de refrenar la conducta compulsiva del consumo.

"Desafortunadamente en México, la administración a escondidas del Antabús es una mala costumbre. Si el paciente no sabe que le dieron el medicamento y bebe alcohol, evidentemente tiene el Efecto Antabús, y algunos se asustan y dejan de beber. Creo que esto es indebido ya que al paciente se le debería advertir que si quiere dejar de beber y le cuesta mucho trabajo, el Antabús es una sustancia que le puede ayudar, pero sólo si el así lo desea, porque el efecto del medicamento le va a durar 24 horas. Si se lo toma por la mañana, sabe que todo ese día y la noche no va a poder beber, y si así lo hace todos los días es un medicamento útil", explicó el Dr. José Antonio Elizondo López, psiquiatra y psicoterapeuta especializado en programas externos de rehabilitación para alcohólicos y farmacodependientes, y Director del Centro de Atención Integral en Problemas de Adicción (CAIPA).
Dicho medicamento es aún muy utilizado en nuestro país, pero muy pocas personas y médicos saben administrarlo adecuadamente, señaló por su parte el Dr. Luis Solís Rojas, especialista en psiquiatría, con maestría en Salud Pública y actual Director de Prevención de los Centros de Integración Juvenil, A. C.

Informó que "organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Nacional de Uso de Alcohol y Alcoholismo de Estados Unidos, indican el procedimiento correcto en el uso del medicamento: primero administrar lo que se llama una dosis de impregnación, esto es una dosis inicial más alta que la dosis que después va a tomar la persona, esperar unos cuatro o cinco días para que el medicamento haga su efecto en el organismo, y ya después citar a la persona.
"Se cita al paciente, y en una condición de control médico completo, esto es con los elementos médicos para poder solucionar cualquier emergencia, se hace con el paciente lo que se llama la Prueba de Desafío, que consiste en dar a probar 30 mililitros de una bebida alcohólica a la persona en presencia del medicamento; en el organismo se va a crear el Efecto Antabús, y eso va a ser completamente controlado, la persona acostada en una camilla, con una vena canalizada en donde se le está administrando una solución por si acaso llega a tener un efecto muy grave.
"No todos los pacientes son candidatos a este tipo de fármaco, porque si bien es rara la mortalidad, llega a ocurrir en algunos pacientes porque se aumenta la presión arterial y en las personas hipertensas que tienen problemas del corazón, puede haber un accidente, incluso la muerte, por tanto es muy importante decidir, junto con el paciente, si se va a prescribir el medicamento, hacer un electrocardiograma, tomar la presión y realizar una historia clínica completa", abundó el Dr. Luis Solís.

Explicó que aunque el Antabús se utilizó desde hace 4 décadas, no fue sino hasta el advenimiento de dos medicamentos: la Naltrexona y el Acamprosat, cuando se pudo modificar de manera sustancial la conducta alcohólica.
La Naltrexona o Revia es un antagonista de los opiáceos, sustancias del cerebro muy parecidas al opio y a la morfina y que se relacionan con situaciones de placer y con la apetencia para el consumo de sustancias y alcohol. Así, este fármaco disminuye la obsesión por la bebida, es decir, la apetencia por el alcohol.

Según estudios realizados con este fármaco, se ha observado que la tasa de abstinencia total es muy alta, incluso alcanza el 60% en seis meses, y la tasa de abstinencia cuando se combina con otras formas de terapia tendientes a modificar los pensamientos con relación al consumo de alcohol, llegan a ser hasta del 80% en ese mismo lapso de tiempo. Además se ha comprobado que el medicamento tiene muy pocos efectos secundarios y se puede administrar en la mayor parte de los pacientes con muy buenos resultados.