El alcohol en mi sangre

Federico de Arcos

ARGENTINA

Habíamos concluido en la columna anterior que, desde el punto de vista de la salud, al consumidor lo que le debe importar es conocer la cantidad de alcohol que consume, y ello es posible averiguarlo conociendo la graduación y la cantidad de bebida consumida. Con estos datos y aplicando la siguiente fórmula se conocerá el punto fundamental: la cantidad de alcohol consumida expresada en gramos.

 

La graduación -he aquí la fórmula- de la bebida se multiplica por la cantidad en mililitros (ml) y a su vez por el coeficiente 0,79, y el producto de ello se divide por 100, de lo que resultarán los gramos de alcohol. Por ejemplo, si tomamos una copa de aguardiente de una graduación de 50 grados, una copa de unos 30 centímetros cúbicos (cc), luego la cantidad de alcohol ingerida será de 50x30x0,79, divido 100, lo que significarán 14,22 grados de alcohol.

 

También la gente pregunta cuál es en la alcoholemia la relación de la ingesta de alcohol con la concentración de alcohol en la sangre. A partir de una tasa de alcoholemia de 0,5-0,8 g/l (gramos/litro) se pueden encontrar ya los primeros síntomas leves de intoxicación aguda de alcohol. A modo de orientación se puede decir que una hora después de consumir 3/4 de litro de un vino de unos 10 grados la alcoholemia será de 0,7 g/l. Una hora después de tomar un litro de vino la tasa de alcoholemia será de 0,9-1,5 g/l. y después de tomar tres litros, la alcoholemia oscilará entre 3-5 g/l.

 

Carece de fundamento la idea, bastante extendida entre la población, de que las bebidas fermentadas no hacen daño y que las bebidas destiladas sí; la sustancia tóxica es el alcohol, que es idéntico en todos los tipos de bebida. Por lo tanto, la nocividad dependerá de la cantidad exclusivamente: es igual de nocivo un litro de coñac de 40 grados que 4 litros de vino de 10 grados, porque tienen ambos exactamente la misma cantidad de alcohol. Lo mismo puede decirse de un intento de diluir los efectos del alcohol con agua, pues una dosis de whisky con agua es exactamente igual que esa misma dosis sin agua.

 

El alcohol va desapareciendo de la sangre mediante dos tipos de mecanismos: por eliminación, que se realiza a través de la orina, respiración y sudor, y por oxidación, que se lleva a cabo en el hígado. Este segundo método es el más importante: el 90-95 del alcohol ingerido se depura por esta vía.

 

En el hígado, y mediante los mecanismos de oxidación, el alcohol es quemado y transformado en energía y calor, lo que puede dar idea del valor alimenticio del alcohol, falsa, porque la utilización del alcohol tiene dos limitaciones. La capacidad del hígado para oxidar alcohol es limitada y la velocidad de oxidación es constante. Se calcula que es de unos 12 cc a la hora. Por encima de una determinada cantidad, el hígado sufre una acción tóxica por parte del alcohol. Se calcula que en un hombre de unos 70 kilos de peso, el límite estaría en unos 75 cc de alcohol puro por día. Esta cantidad de alcohol es la que contiene 3/4 litro de un vino de 10 grados. Por encima de esta dosis el consumo se considera potencialmente tóxico. Debe entenderse que en esta cantidad está incluida toda la bebida consumida a lo largo del día, cervezas, vino de las comidas, copas, etcétera. En nuestro país se llega a esta cifra con gran facilidad.

 

Por otra parte, la calidad alimenticia del vino está condicionada por otra circunstancia. Por encima de la cantidad de alcohol que el hígado es capaz de oxidar con los mecanismos normales, se ponen en función otros procedimientos que precisan de la oxidación de otros elementos fundamentales para la vida de la célula, como son los ácidos nucleicos, con lo que la oxidación del alcohol se convierte en un despilfarro de materiales nobles, como proteínas.

 

FUENTE:
La Prensa / Opinión / Artículo de Federico de Arcos

http://www.laprensa.com.ar/secciones/nota.asp?ed=2688&tp=11&no=86894