¿En qué lugares de nuestro organismo ejerce el vino sus efectos beneficiosos?




Federico Leighton Puga

Los lípidos oxidados, propios de las grasas y aceites y que en exceso le dan el carácter de productos rancios, son dañinos para el organismo. Son la principal causa del daño a la salud causado por los alimentos grasos. Los que circulan en la sangre interactúan con la superficie interior de los vasos sanguíneos, desencadenando rápidas respuestas de tipo inflamatorio que pueden generar lesiones que llevarán a la arteriosclerosis. Los lípidos rancios también generan radicales libres en el interior de otras células dañando su ADN favoreciendo así la aparición de cáncer. Probablemente lo más negativo que se asocia a los alimentos grasos es su facilidad para enranciarse, produciéndose peróxidos lipídicos (compuestos en algo parecidos al agua oxigenada) que pasan a través de la pared del intestino a la circulación y de allí a los tejidos.

En los alimentos se oxidan los lípidos, pero también, en menor grado, proteínas, carbohidratos y otros componentes. Todos los productos alimenticios se dañan, en grado variable, por oxidación .

¿Qué podemos hacer para disminuir el daño asociado al consumo de alimentos grasos? En la práctica no es posible evitar los alimentos oxidados y es necesario reducir o anular el daño que ejercen . Para esto el organismo cuenta con un conjunto muy eficiente de mecanismos antioxidantes, integrado por enzimas y otras moléculas que nosotros mismos fabricamos y por compuestos que provienen de los alimentos, como la vitamina C, la vitamina E, y los flavonoides presentes en vino tinto y otros alimentos. Nos ayudan a defendernos en nuestros tejidos, allí donde atacan los radicales libres. Todo esto ocurre y se ha demostrado bien. Pero hay algo más.

Investigadores en Italia, Israel y Sudáfrica han descubierto en el año recién pasado que el interior del tubo digestivo es un territorio valiosísimo en la lucha de los antioxidantes contra los alimentos oxidados . Han observado que un par de horas después de comer ocurre una elevación marcada de peróxidos lipídicos en la sangre, pero que si se ingiere vino tinto con los alimentos, esta elevación se suprime. Lo interesante es que esos lípidos oxidados aparentemente estaban ya en los alimentos y que aumentan en el ambiente ácido del estómago. Estos investigadores plantean que un grupo de antioxidantes del vino, sin necesidad de ser absorbidos, neutraliza los lípidos oxidados en el lumen del intestino .

Dos lecciones surgen de estos hechos: que entendemos mejor por qué el vino junto a las comidas protege, y protege más que el vino consumido entre las comidas ; y también, que debemos considerar que la lucha antioxidante puede ser dada por compuestos antioxidantes que nuestro organismo no absorbe, que actúan en el lumen del tubo digestivo. El vino tinto es rico en antioxidantes que se absorben y en otros, procianidinas, que no se absorben, pero que actúan mientras los alimentos se procesan a lo largo del intestino.
Federico Leighton Puga/Director del Proyecto Ciencia Vino y Salud.
FUENTE: Proyecto Ciencia Vino y Salud/Universidad Católica de Chile
http://www.bio.puc.cl/vinsalud/noticia/09_03cartafed.htm