VINO: ¿beneficioso para la salud?




ARGENTINA
Un estudio reciente, cuyos resultados fueron publicados en la revista Annals of Internal Medicine, puntualiza que los bebedores de vino tuvieron una mortalidad por enfermedad coronaria cardíaca y por cáncer significativamente menor que aquellos bebedores que evitaron el vino en su ingesta.

El doctor John Folts, de la Universidad de Wisconsin, y Waterhouse, Frankel y German, de la Universidad de California, atribuyen a los antioxidantes presentes en el vino tinto la responsabilidad de reducir el índice de oxidación del LDL, la formación de plaquetas y la acumulación de grasa en las arterias.

Según el doctor Thomas A. Pearson, de la Asociación Americana del Corazón, el alcohol no debería ser consumido por personas con antecedentes familiares de alcoholismo, triglicéridos elevados o problemas de páncreas, hígado, corazón e hipertensión. Tampoco las embarazadas deberían consumirlo. En los demás, señala que en los abstemios o bebedores ocasionales la mortalidad por cardiopatías es superior que en aquellos que consumen una o dos copas de alcohol por día. Pero atención: el porcentaje de mortalidad aumenta rápidamente en aquellas personas que beben más de tres copas diarias.

“Los vinos argentinos tienen una alta capacidad antioxidante. En comparación con los vinos chilenos y australianos, me animaría a decir que los superan. Lo que determina que la Argentina se ubique entre los países de primera línea en este aspecto”.

Las palabras podrían sonar a un simple halago si no tuviéramos en cuenta quién lo dijo: nada más y nada menos que Alan Crozier, uno de los científicos más prestigiosos del mundo, reconocido en el estudio del poder antioxidante del vino.

Crozier, científico de la Universidad de Glasgow, Escocia, fue contratado por ese país para estudiar los antioxidantes de las frutas y verduras y sus beneficios para la salud. Por casualidad - así lo aseguró- comenzó a estudiar los vinos chilenos y publicó sus experiencias en revistas científicas. Cuando la prensa se hizo eco de esos resultados, la venta de vinos chilenos aumentó un 300% en Gran Bretaña.

Las opiniones del científico escocés tienen su fundamento en los estudios que está realizando la Universidad de Buenos Aires, a través de los doctores Alberto Boveris y César Fraga, junto al INTA y a la Universidad Nacional de Cuyo, en su trabajo encargado por el Fondo Vitivinícola sobre las propiedades antioxidantes de los vinos argentinos, para establecer los beneficios sobre la salud y la calidad de vida.

El Dr. Fraga fue el encargado de brindar detalles sobre los beneficios de los antioxidantes para la salud, indicando que los denominados radicales libres son los que producen daños celulares y los antioxidantes quienes se oponen a esos daños en el cuerpo. “El vino - dijo entonces- posee una alta capacidad antioxidante a través de los polifenoles, razón por la cual, un consumo moderado de vino otorga al cuerpo una gran cantidad de antioxidantes”.

Manifestó que para los estudios se tuvo en consideración 100 vinos argentinos, aclarando que “ningún país del mundo” tuvo en cuenta tal cantidad de muestras y, a modo de ejemplo, puede señalarse que en el caso de Chile sólo se habían estudiado 12 vinos. “Por este motivo los resultados son significativos”, dijo el profesional.

Luego de aclarar que de toda esa muestra el gran porcentaje se ubica entre las calificaciones de “muy buena y excelente” respecto de la capacidad antioxidante, los profesionales aclararon que el 90% de las muestras corresponden a vinos de Mendoza.
“También podemos determinar que los vinos argentinos son mejores que los chilenos en cuanto a la salud”, aseguró el profesional, quien destacó entonces que los vinos del vecino país son considerados entre los mejores del mundo en lo que a antioxidantes se refiere.

Debe consignarse, además, que los estudios determinan que existe una cierta relación entre el color y la capacidad antioxidante. En ese esquema, se determina entonces que los tintos tienen más que los blancos.

El doctor Cesar Fraga dejó entonces un mensaje: que todos los vinos tienen una gran capacidad antioxidante, que inhiben la capacidad de oxidación de las células y que no todos los vinos tienen la misma capacidad.

En este último aspecto, quedó en claro que la exposición de los racimos a la luz solar tiene una influencia directa sobre el tema. “Los estudios determinan que la luz solar también tiene radicales libres y la planta defiende a las uvas produciendo antioxidantes en el hollejo a los efectos de preservar las propiedades que se encuentran en el grano”, manifestó.

Los estudios realizados por los profesionales argentinos fueron muy importantes. Pero la palabra de Alan Crozier resulta fundamental por el “peso” que tienen sus opiniones en la comunidad científica internacional y, por ende, en la reacción que pueden llegar a tener los mercados.

El Dr. Alan Crozier fue claro: “Comparando los vinos argentinos con los chilenos y con los australianos, los argentinos tienen más capacidad antioxidante”, dijo, agregando que para obtener esas cualidades ha sido fundamental la buena exposición de las uvas a la luz solar. “Por este motivo también es esencial el cuidado del cultivo”, dijo.

También manifestó su satisfacción porque los propios productores han entendido el mensaje en el sentido de que el cuidado del viñedo es esencial, “situación que no suele darse en otros países”, indicó.

Luego de aclarar que las frutas y verduras también cuentan con antioxidantes por lo que, además del vino, “es necesaria una dieta equilibrada diaria de 500 gramos entre frutas y verduras”, Crozier aclaró los motivos por los cuales el vino cuenta con antioxidantes, situación que no se plantea con el jugo de uva. “El vino se enriquece en antioxidantes en el proceso de elaboración, al haber un extenso contacto entre el jugo, el hollejo y las semillas. Además se trata de un concentrado, ya que hacen falta 130 kilos de uva para 100 litros de vino. Esa situación no se plantea en los jugos de uva”, aclaró.

Las palabras de Crozier cierran el esquema. La Argentina había logrado una inserción internacional importante en base a su naturalidad, a la regularidad de las cosechas (no hay “añadas” como en otros países) y a la excelente relación calidad-precio. Ahora se suma el hecho de que se encuentran en el primer nivel en lo que hace a la calidad de los antioxidantes. Cuando las conclusiones del investigador escocés sean publicadas, hará falta un pequeño impulso -el del marketing- para que la Argentina deje de ver las exportaciones chilenas como un objetivo difícil de alcanzar.

FUENTE: Universidad de San Luis, Argentina/Dirección de Obra Social para el Personal Universitario.
http://dospu.unsl.edu.ar/archivos/cardiologia.htm