Para adolescentes, jóvenes y adultos. Se abre el telón…..

Claudia Jaimes

Para adolescentes, jóvenes y adultos. Se abre el telón…..


Primer acto
Viernes, 8:00 de la noche. Comienzo de vacaciones. ¡Al diablo el colegio, vamos a divertirnos! -Bueno, bueno… Qué onda Sandra, pasamos por ti en 15 minutos, ¿va? Vamos: John, Tomás, Diego, Sonia, Karina y Tania. Bye. Íbamos en la Winstar de la mamá de Diego. Éramos siete. Había mucho tráfico, íbamos a un antro chido, a un antro bien. 9:00 de la noche. Alcanzamos buen lugar, en un lugar selecto. Pedimos primero refrescos y cervezas. Comenzamos a bailar. Música cool. Estaba padre el ambiente. 10:30 de la noche. Me empezaba a marear, no sé por qué, yo no había tomado mucho por que no sé. Sonia, Karina y Tania también ya estaban mareadas. Los chavos comenzaron a pedir sus kamikazes. 12:00 de la noche. Ahora sí había empezado el ambiente, Tomás y Diego fueron a concursar en lo de las jeringas gigantes, donde les dan la bebida a ver quien aguanta a beber más. Luego, las cucarachas, ya sabes, se toma en un vaso old fashion, se le pone un popote, se le prende fuego, y el concursante se tiene que acabar la bebida antes de que se queme el popote. Sábado, 1:30 de la mañana. Yo ya estaba, todos ya estábamos….. De ahí ya no me acuerdo de más. 9:00 de la mañana. En el periódico se leía, "Mueren dos jóvenes y cinco más resultan heridos en fatal accidente automovilístico".

Segundo acto
Aún recuerdo sus gritos de borracho necio: "¡espérense muchachos, espérense, yo los llevo hasta su casa! ¡Laura espérate!, ¿dónde vives Laura, dónde vives? Yo te llevo. Y todos le decíamos que no, que nos íbamos cada quien por su lado. Lo íbamos dejando sólo poco a poco. No éramos muy amigos todos, nos conocíamos por Brenda, ella organizaba reuniones de vez en cuando en antros, y aunque íbamos casi siempre los mismos, no faltaba una chava o chavo invitado de alguien que se unía al grupo para cotorrear. La noche había estado un poco aburrida, un antro gay, unas cuantas chelas, sólo un poco de baile y plática sin sentido. Después de tanto gritar insistiendo que nos llevaba, sólo yo me decidí a acompañarlo. David había tomado, iba manejando medio mal su Golf que hacía poco se había comprado, ya estaba un poco borracho. La chava que quiso conquistar, Laura, la novedad de esa noche, no lo peló. Pero él no se conformó, quería más aventuras. Llegamos a uno de los antros más cañones de la ciudad. Había chicas, y cómo David era uno de esos que le echan piropos a una escoba con faldas, luego, luego comenzó a llamarlas. A mí eso no me gusta. Nos tomamos otras chelas, él varias cubas, quería tocar fondo. Yo estuve sólo un rato con él y me corté. Él no quería que me fuera, se enojó porque lo hice. Ahora pienso que se sintió solo. Me lo puedo imaginar, no tardó en invitar una chica al hotel.
David, profesionista con mala suerte, como hay muchos, a seis años de terminar su carrera trabajaba en algo que no le gustaba, que no era lo suyo. David, un chavo buena onda, simpático, medio locochón. Ya en el hotel, otra cuba más. La chica estaba ahí no por su gusto, sino por su trabajo, para bolsearlo, quería dinero, pero esa chica, esas chicas ya tienen prisa. Otra cuba más le dio ella, pero con una benzodiacepina, y se le pasó la mano. Así lo explicó el médico forense, aún recuerdo sus palabras: "sabemos que el alcohol en grandes dosis es depresor, entonces agrégale otro depresor como es la benzodiacepina, potencializan el alcohol, y vino el paro cardiorrespiratorio por depresión". David tocó fondo. Ahora sólo lo recuerdo.